Los analistas de Barclays reconocen que, ante las recientes preocupaciones sobre el crecimiento del gigante asiático y el desplome de las materias primas, tienen una visión claramente bajista respecto a las monedas ligadas a estos activos, sin embargo creen que quizá esta postura no sea lo suficientemente "negativa". Por ello someten al dólar australiano, canadiense […]
Dirigentes Digital
| 21 sep 2015
Los analistas de Barclays reconocen que, ante las recientes preocupaciones sobre el crecimiento del gigante asiático y el desplome de las materias primas, tienen una visión claramente bajista respecto a las monedas ligadas a estos activos, sin embargo creen que quizá esta postura no sea lo suficientemente "negativa".
Por ello someten al dólar australiano, canadiense y neozelandés, y a la corona noruega a un análisis exhaustivo para descubrir si a los dos lastres anteriores se suma lo que denominan la "enfermedad holandesa". Esto es, el "declive del sector manufacturero exportador que resulta en una apreciación de las divisas asociadas a las commodities. En un entorno de caída de los precios de exportación y de la demanda de materias primas, la gravedad de esta enfermedad determinará la depreciación monetaria necesaria para equilibrar la economía".
Al evaluar los "síntomas", la entidad británica destaca que entre 2000 y 2015, la proporción del sector manufacturero en el PIB se ha reducido en estos países, a excepción de Noruega, "incluso ante la tendencia secular a la baja de otros mercados desarrollados. La relativa fortaleza de esta última nación refleja la presencia de su fondo de estabilización y políticas que han apoyado al sector manufacturero en el periodo".
Y es que, explican estos analistas, la dosis de ajuste del tipo de cambio necesaria para curar la "enfermedad holandesa" varía positivamente con la carga del servicio de la deuda externa y negativamente con la flexibilidad laboral que puede acelerar la reasignación sectorial.
Así, "la posición acreedora internacional positiva de Noruega reduce la necesidad de una depreciación de su moneda, mientras que la carga reducida de deuda y el mercado laboral relativamente flexible benefician a Canadá. Por el contrario, Nueva Zelanda y Australia son los países más vulnerables, pues su carga de deuda compensa con crecer la flexibilidad de su mercado laboral".
En este contexto, su estrategia en dichas divisas es vender dólar australiano y neozelandés frente al dólar. "Para los inversores preocupados por el posicionamiento o que deseen eliminar el riesgo en dólares (…) esperamos que el dólar canadiense supere al australiano y al neozelandés", concluyen.