En lo que llevamos de tercer trimestre, con permiso de Atenas y Pekín, los mercados desarrollados acumulan ganancias cercanas al 2,5%, mientras que los emergentes se han contraído un 2,8%. Es más, la recuperación del "apetito por el riesgo" la ha liderado la siempre cuestionada Zona Euro. Sin embargo, mientras sobre la recuperación siempre pende […]
Dirigentes Digital
| 24 jul 2015
En lo que llevamos de tercer trimestre, con permiso de Atenas y Pekín, los mercados desarrollados acumulan ganancias cercanas al 2,5%, mientras que los emergentes se han contraído un 2,8%. Es más, la recuperación del "apetito por el riesgo" la ha liderado la siempre cuestionada Zona Euro.
Sin embargo, mientras sobre la recuperación siempre pende un interrogante, no sucede los mismo con los bancos centrales. La confianza de los mercados en sus políticas acomodaticias y en su compromiso con la economía, aún cuando todo parece apuntar a que la Reserva Federal (Fed) va a subir los tipos antes de que acabe el año, aguanta "frente a viento y marea".
Tal y como explica el estratega de Citi en España, José Luis Martínez Campuzano, "los inversores saben que las autoridades van a intervenir en defensa de la estabilidad financiera, amortiguando con ello cualquier riesgo que pueda surgir". Con todo, advierte: "La complacencia nunca es buena. Ya saben que las crisis ocurren porque no se anticipan. Y es evidente que la volatilidad como sinónimo de riesgo no está funcionando".
Y es que, como decíamos al principio, tanto las Bolsas, como la renta fija, los mercados de crédito y de divisas han sido notablemente resistentes ante los recientes "tormentas" de China y Grecia. Un comportamiento que contrasta de forma muy marcada con lo sucedido los veranos de 2011 y 2012, cuando la renta variable mundial sufrió importantes correcciones y las rentabilidades de los bonos también sufrieron.
Barclays llama la atención sobre una serie de factores diferenciadores que han contribuido a apoyar el sentimiento a favor del riesgo. En primer lugar, los datos macroeconómicos a nivel mundial han cumplido con las expectativas, frente a los negativos datos de aquellos años. Entonces Europa y Japón estaban en recesión y el crecimiento de Estados Unidos se desaceleró notablemente; ahora, todo parece apuntar a que la recuperación está en marcha y el crecimiento debería mejorar en la segunda mitad del año.
Además, coinciden con Campuzano, los bancos centrales están en "modo acomodaticio" y sus balances se están expandiendo. Los descensos de 2011 y 2012 se produjeron con el fin de la primera y la segunda ronda, respectivamente, de flexibilización cuantitativa (QE) de la Fed. De hecho, ya el cierre de la tercera no trajo consigo tantas disrupciones pues se descontaba el comienzo de las compras del Banco Central Europeo (BCE) y con las del Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés) ya en marcha.
Por otra parte, los continuos flujos de entrada en la renta variable durante las oleadas de ventas contribuyeron a que las posiciones contra el riesgo se desarrollaran de forma más ordenada. Y es que, "los inversores finales en Bolsa compraron los descensos", aunque añaden, no fue así en el caso de los bonos. Del 18 de junio al ocho de julio, los fondos de renta variable recibieron 35.000 millones de dólares, mientras que en las últimas seis semanas los de renta fija han sufrido salidas por valor de 27.000 millones.
Finalmente, destacan estos expertos, incluso tras el rally, el posicionamiento en renta variable europea sigue infraponderado, aunque, afirman, todavía hay potencial al alza notable, ya que "los inversores volverán a centrarse en la mejora de los fundamentales".
Con todo, la firma británica reconoce que las preocupaciones en torno al efecto en la economía china del desplome de su Bolsa sí han pesado con más fuerza en los emergentes, los valores cíclicos y las materias primas principalmente.