El semanario alemán Der Spiegel ha adelantado este miércoles que los dos principales partidos del país, los conservadores (CDU) de la canciller en funciones Angela Merkel y los socialdemócratas (SPD) del ex presidente de la Eurocámara Martin Schulz han cerrado finalmente un acuerdo que les permitirá reeditar la coalición que gobernó la pasada legislatura. Esta […]
Dirigentes Digital
| 08 feb 2018
El semanario alemán Der Spiegel ha adelantado este miércoles que los dos principales partidos del país, los conservadores (CDU) de la canciller en funciones Angela Merkel y los socialdemócratas (SPD) del ex presidente de la Eurocámara Martin Schulz han cerrado finalmente un acuerdo que les permitirá reeditar la coalición que gobernó la pasada legislatura. Esta fórmula, llamada “Gran Coalición“, ha estado en boca de todos los analistas desde las elecciones federales del 24 de septiembre, en las que tanto la CDU como el SPD cosecharon sus peores resultados en seis décadas y abriendo paso al ascenso del partido ultraderechista Alternativa por Alemana (AfD). En principio, ambos partidos rechazaron esta posibilidad, que sólo ha vuelto a ponerse sobre la mesa tras el fracaso de las negociaciones entre conservadores, verdes y liberales. Ahora, tras casi 140 días sin gobierno y un mes de negociaciones entre los dos principales partidos, comienza a haber visos de un acuerdo concreto. Así lo adelanta Der Spiegel, que asegura que la CDU ha hecho importantes concesiones, entre ellas la de ceder la cartera de Finanzas a los socialdemócratas, lo que supone otorgarles un enorme poder de decisión sobre las finanzas internas germanas y sobre las políticas económicas de la eurozona. Otras fuentes, como el diario sensacionalista Bild dan por sentado que los ministerios de Exteriores y Trabajo también serán ocupados por miembros del SPD. Concretamente, el propio Martin Schulz podría haberse reservado la cartera de Exteriores, en la que hará valer los contactos europeos e internacionales que desarrolló durante su presidencia del Parlamento Europeo. De hecho, el propio Martin Schulz ya avanzó esta misma semana que, en caso de que finalmente hubiese un acuerdo de coalición con los conservadores, éste significaría “significaría un cambio en la dirección de la Unión Europea“, además de asegurar que pondrían fin a ocho años de “austeridad forzosa” en Alemania, en referencia a las políticas de ajuste emprendidas por el ex ministro de Finanzas conservador Wolfgang Schäuble. Tanto la prensa alemana como la agencia Bloomberg especulan con la posibilidad de que la cartera de Finanzas vaya a parar finalmente a manos de Olaf Scholz, alcalde socialdemócrata de Hamburgo, uno de los políticos más populares del país y el más que posible sucesor de Schulz al frente del SPD en los próximos meses. Del mismo modo, el periódico Die Welt señala que Scholz es el candidato más viable para la vicecancillería. Completan el reparto los ministerios de Economía, Defensa, Educación y Agricultura, que serán para los conservadores, al igual que el puesto de canciller, que retendrá Merkel en el que será su cuarto mandato. Mientras, a sus socios socialcristianos bávaros de la CSU se les otorga la cartera de Interior, una concesión polémica teniendo en cuenta el perfil antinmigratorio de esta formación. El resto del contenido del acuerdo queda plasmado en un documento de coalición de 177 páginas, en el que se detalla el reparto de ministerios, las políticas económicas que se promoverán en el ámbito de la eurozona y las medidas de gestión social, financiera, laboral y de refugiados que Alemania debe afrontar a corto plazo. A nivel europeo, los partidos se han comprometido a transformar el fondo de rescate de la eurozona en un Fondo Monetario Europeo y a aportar financiación para la protección ante futuras crisis, en línea con las propuestas que el presidente francés, Emmanuel Macron, consensuó con Martin Schulz y Angela Merkel. En cambio, en política interior, el SPD ha conseguido que sus socios conservadores se comprometan a reducir la temporalidad laboral, a reforzar el sistema sanitario público y a realizar inversiones en políticas sociales, educativas y de ayuda a las familias, que supondrán un gasto millonario que sólo estará limitado por los objetivos de mantenimiento del superávit en las cuentas germanas. Otro punto espinoso ha sido el del tope a la entrada de refugiados, al que los socialdemócratas se oponían tajantemente y ante el que acabaron cediendo a cambio de concesiones laborales y sociales. De este modo, sólo podrán entrar en Alemania entre 180.000 y 200.000 solicitantes de asilo por año y 1.000 personas adicionales cada mes para reagrupamiento familiar. Además, hay que tener en cuenta las medidas pactadas el pasado viernes, que incluyen el impulso de la digitalización, la puesta en marcha de una ley para cumplir los compromisos medioambientales del Acuerdo de París en 2030, la congelación de los alquileres e inversiones públicas para construcción de viviendas, políticas culturales y municipales. Sin embargo, todavía no se puede dar por hecha la “Gran Coalición”, ya que en las próximas semanas los 464.000 militantes del SPD deben dar su visto bueno al pacto rubricado con los conservadores. En la anterior consulta, los militantes socialdemócratas respaldaron el acuerdo marco para iniciar las negociaciones, pero no es descartable que las bases rechacen el acuerdo firmado por sus líderes. De hecho, si bien más de un 75% de los militantes socialdemócratas apoyó la coalición con Merkel durante la pasada legislatura, ahora los ánimos parecen menos proclives al acuerdo a pesar de las concesiones recibidas. De hecho, el apoyo en las encuestas a la Gran Coalición no alcanza el 50%, lo que indica que los dos grandes partidos de Alemania deberán trabajar juntos y conseguir resultados si no quieren dejar de serlo.