La locomotora de Europa se para y hace encenderse todas las alarmas. La economía alemana paso de crecer un robusto 0,7% a contraerse un 0,2% en el segundo trimestre. Unas cifras que ha cogido por sorpresa a expertos, al BCE y al propio Gobierno germano. Mientras ayer jueves el BCE sacaba la artillería para estimular el crecimiento de la
zona euro, el ministro de Economía, Sigmar Gabriel, reconocía que será complicado que se cumpla con los objetivos de crecimiento que habían planteado el Ejecutivo.
A principio de año, Angela Merkel presentó un cuadro macro económico basado en la incipiente recuperación europea que contemplaba un ritmo de crecimiento del 1,8% y el pleno empleo en el país. Alemania sacaría a Europa de la crisis por su tirón económico.
Hasta el propio Budensbank poco dado a exhibiciones de optimismo revisó sus previsiones económicas al alza para el país. Situando el crecimiento del PIB alemán al 1,9%. Las perspectivas de las autoridades teutonas no advirtieron el riesgo de la confrontación con Rusia por la ocupación de Ucrania.
La economía alemana se ha resentido en una de sus mayores fortalezas, las exportaciones. La balanza comercial se redujo por primera vez desde 2010. Sigmar Gabriel justificó por las amenazas geopolíticas en Europa del Este y Oriente Medio, que han terminado afectado al comercio exterior y por la debilidad general de la zona euro. El ministro apostó porque la economía recupere la senda del crecimiento, pero admitió la dificultad para cumplir con el objetivo.
Parece difícil pensar que Alemania retome una senda alcista vigorosa para alcanzar el 1,8% y más cuando el conflicto entre Rusia y Ucrania es impredecible y las relaciones entre Moscú y Bruselas se agravan.
De momento, el veto de exportaciones a Rusia ha sido respondido por Putin con la prohibición de importaciones de frutas y verduras. Para Alemania, Rusia es uno de sus principales exportadores de alimentos y bienes entre sus socios comerciales fuera de la Unión Europea. Y la situación va a peor. La Unión Europea se ha alineado con Estados Unidos para aumentar las sanciones a Rusia buscan el aislamiento económico internacional. No hace falta ser un experto para saber que Moscú responderá con la misma moneda aumentando el veto comercial a los productos europeos que afectarían directamente a la exportación de vehículos, maquinaria y bienes de equipo alemanes.
Los indicadores adelantados de la economía alemana ya comienzan a mostrar esta debilidad. El PMI manufacturero de agosto, que mide la actividad industrial del país, indican una contracción del sector.
Además, del posible recrudecimiento de relaciones con Rusia, Alemania tendrá que lidiar con que su principal mercado estado está deprimido. El PIB de la zona euro se estancó en el segundo trimestre, no solo por Alemania, también por Francia e Italia, la segunda y tercera economía de la región.
La economía francesa mantuvo un crecimiento nulo en el segundo trimestre de 2014, al igual que el anterior, lo que llevará la cifra de crecimiento del PIB a un 0,5%, la mitad de lo previsto, tras confirmar el gobierno galo que no alcanzará el objetivo de déficit para este año y lo tiene difícil para 2015.
Mientras, Italia volvió a caer en recesión por tercera vez desde el 2008 en el segundo trimestre, contrayéndose un 0,2%, con el gobierno italiano inmovilizado para afrontar reformas estructurales.