Adentrarse de lleno por las calles de Asia y sus puestos de comida callejeros es el objetivo de Misska, la nueva propuesta que el empresario taiwanés Pedro Lee ha materializado en este nuevo proyecto. Propietario de espacios míticos en la capital como Tse Yang y Café Saigón, desembarcó en el mundo de la restauración hace […]
Dirigentes Digital
| 06 abr 2018
Adentrarse de lleno por las calles de Asia y sus puestos de comida callejeros es el objetivo de Misska, la nueva propuesta que el empresario taiwanés Pedro Lee ha materializado en este nuevo proyecto. Propietario de espacios míticos en la capital como Tse Yang y Café Saigón, desembarcó en el mundo de la restauración hace 45 años y ha querido celebrar sus bodas de zafiro con este repaso por las principales cocinas asiáticas. El restaurante, situado en pleno corazón de Madrid, en la bulliciosa calle Preciados, ofrece un completo viaje culinario por oriente para los amantes de esta gastronomía, pero también para los que aún no se han dejado seducir por ella. El interior, diseñado por José Arroyo, sumerge al comensal en el mundo asiático gracias al decorado de luces de neón, paredes sin acabar e icónicas imágenes de las ciudades más emblemáticas del continente asiático que hacen de este restaurante un rincón en el que dejarse llevar por el verdadero ambiente callejero que se respira en China, Taiwán o Vietnam. Su cocina non stop desde las 12:30 horas hasta las 00:00 horas (01:30 los fines de semana) queda reflejada en una carta ideada por el chef ejecutivo del Café Saigón, Jim Hang Yang, curtido en los mejores fogones de Hong Kong. De hecho, un amante de la buena comida sabe que los puestos locales de Asia ofrecen una comida que no tiene nada que envidiar a los puestos de Nueva York o Londres. Y así queda reflejado en su variada oferta de baos, originario de Taiwán, el sushi y la sopa miso de Japón, los hawainanos poke bowls, los tradicionales tallarines salteados al wok Pad Thai o el famoso nem de pollo con verduras vietnamita. Completan el menú una selección de cervezas orientales como la Tiger o la Tsingtao. No podía faltar un buen postre. Aunque en este caso, el comensal lo va a tener aún más difícil si cabe. Bao de crema, mochis de coco, un delicioso coulant o rollitos de chocolate compiten con los tradicionales surtidos de tartas o helados. Solo o para compartir, cualquier elección será una apuesta segura de sobremesa.