El miedo se contagia antes de que termine el mercado alcista y surge el temor a una interrupción del ciclo de aceleración. Eso es lo que interpreta Hans-Jörg Naumer, Global Head of Capital Markets; Thematic Research de Allianz GI, en un último informe. En este sentido, explica, que si analizamos los mercados alcistas que se han […]
Dirigentes Digital
| 17 abr 2018
El miedo se contagia antes de que termine el mercado alcista y surge el temor a una interrupción del ciclo de aceleración. Eso es lo que interpreta Hans-Jörg Naumer, Global Head of Capital Markets; Thematic Research de Allianz GI, en un último informe. En este sentido, explica, que si analizamos los mercados alcistas que se han producido desde 1970 hasta hoy, “el único más intenso que el actual, en cuanto a la revalorización de los mercados de renta variable, fue el del periodo comprendido entre el verano de 1982 y diciembre de 1989 (en el que las cotizaciones se multiplicaron más que por cinco de promedio)”. Ahora bien, esa fase fue algo más corta que esta, que ha entrado ya en el mes 105 al alza desde la crisis de los precios de la vivienda en Estados Unidos. Únicamente la burbuja de la tecnología, los medios y las telecomunicaciones, que estalló en el año 2000, fue más larga, con una duración de 116 meses. Las otras tres fases alcistas (principios de la década de 1970, durante la segunda mitad de la década de 1970 y desde finales de 2002 hasta el otoño de 2007) fueron más cortas. Por tanto, añade el experto, “es comprensible que los mercados se inquieten. Ello se debe, entre otros factores, a que se esté descontando un horizonte de reflación, el cual se teme que provoque un endurecimiento de las políticas de los bancos centrales, al menos por lo que respecta a la Reserva Federal estadounidense”. Además, resulta recurrente el temor a que la economía mundial haya tocado techo, un argumento sustentado en la estructura invertida de la curva de tipos estadounidense. En efecto, en el pasado, una curva de tipos invertida ha sido un indicador adelantado fiable de las recesiones en Estados Unidos, que desde la década de 1950 se produjeron generalmente 16 meses después de constatarse la curva de tipos invertida, registrando el índice S&P 500 su nivel más alto ocho meses más tarde en todos los casos. Sin embargo, los mercados alcistas, analiza Naumer, “no mueren por razones de edad”. De hecho, ni siquiera “saben” la edad que tienen. Según apunta, mueren “cuando un ciclo económico alcista llega a su fin o cuando la política monetaria se vuelve excesivamente restrictiva”. En todo caso, la curva de tipos invertida es más bien un síntoma que refleja una agudización general de las condiciones monetarias y financieras de la economía general. Es un síntoma, pero en modo alguno un desencadenante. Este papel podría corresponder a los indicadores adelantados, pero actualmente estos se mantienen demasiado estables. Estamos ante un “aplanamiento” que parece indicar el paso hacia la siguiente fase del ciclo económico, pero que no apunta a un cambio de ciclo. Si uno se imagina el movimiento alcista casi rectilíneo de los últimos doce meses, la corrección que empieza a observarse parece que ya tocaba y que “ha hecho limpieza” tras una larga fase de despreocupación, si bien es previsible una evolución más volátil.