Pero ahora es algo incluso más complejo. Y con esto quiero enfatizar la dificultad de la situación actual, puesto que seis años atrás hubo muchos libros, artículos y sesudos análisis que anticipaban el final de la moneda única europea. Ahora el debate se centra en su sostenibilidad a medio y largo plazo al no ser […]
Dirigentes Digital
| 13 jun 2016
Pero ahora es algo incluso más complejo. Y con esto quiero enfatizar la dificultad de la situación actual, puesto que seis años atrás hubo muchos libros, artículos y sesudos análisis que anticipaban el final de la moneda única europea. Ahora el debate se centra en su sostenibilidad a medio y largo plazo al no ser una zona monetaria óptima (especialmente en términos de integración fiscal).
También crece la preocupación sobre la tensión política subyacente, con el referéndum británico actuando como factor desestabilizador europeo. Bueno, al menos siempre nos quedará el BCE. Pero ante una respuesta "tranquilizadora" de este tipo ahora también aparecen amenazas. Y no es sólo la advertencia continuada desde el presidente del BundesBank o del ministro de Finanzas alemán sobre los límites de la política monetaria expansiva. Aquí hablamos ya de los mensajes del propio Draghi y de otros consejeros de la entidad recordando que la política monetaria no resuelve problemas estructurales de oferta. O que es fundamental que sea la política fiscal, comenzando por una mayor integración en este sentido, la que tome el testigo de la exhausta política monetaria para seguir impulsando la demanda. Al final, la necesidad de que sea la combinación de medidas de oferta y de demanda fiscal, con una política monetaria expansiva, la que logre impulsar de forma sostenida el crecimiento económico y alejar los riesgos de deflación.
Dentro del BCE no se cuestiona tanto las medidas extremas (excepcionales) elegidas en política monetaria como su duración. Y la duración, que pasen de ser excepcionales a normales, sí se considera como un nuevo factor de riesgo e incertidumbre a futuro. En el primer caso, como potencial impulsor en el futuro de la acumulación de riesgos excesivos en las carteras y de precios insostenibles de los activos financieros. Y no financieros. Pero, también un factor de incertidumbre precisamente derivado del riesgo moral en el resto de los agentes económicos que pueden optar por no llevar a cabo ajustes y reformas necesarias ante unas condiciones financieras excesivamente laxas.
¿Entienden ahora la creciente percepción de que la política monetaria expansivas no es suficiente para superar todos nuestros problemas? Naturalmente, la historia reciente ha sido el mejor ejemplo de que las medidas monetarias excepcionales son necesarias. Pero, ocho años tras el estallido de la crisis y cuatro años empleada de forma creciente, nos dicen que probablemente la receta está incompleta. Pero, ¿conocen el diagnóstico? Aquí entra la mayor integración fiscal y política.
José Luis Martínez Campuzano Portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB).