Las tecnológicas siguen acaparando comentarios de actualidad, sobre todo, por las valoraciones que han alcanzado en Wall Street. El Nasdaq merodea los máximos históricos y, por eso, muchos operadores tienen miedo de que se repita un hecho similar al de la burbuja de las puntocom. Mucho se ha escrito sobre el tema y Bank of […]
Dirigentes Digital
| 21 jul 2017
Las tecnológicas siguen acaparando comentarios de actualidad, sobre todo, por las valoraciones que han alcanzado en Wall Street. El Nasdaq merodea los máximos históricos y, por eso, muchos operadores tienen miedo de que se repita un hecho similar al de la burbuja de las puntocom. Mucho se ha escrito sobre el tema y Bank of America ya expuso que no había por qué temer sobre una segunda burbuja tecnológica por el nivel de liquidez que tenían las compañías del sector. Las valoraciones aún, siendo caras, son aceptables teniendo en cuenta el ritmo de crecimiento de ventas y beneficios. Nada que temer de más, por tanto. Asismismo, Ritu Vohora, directora de inversión del equipo de renta variable de M&G, también se cuestiona si la renta variable se encuentra ahora mismo en una burbuja tecnológica y desde su punto de vista aún no nos encontramos ante ese punto. El sell off que se produjo durante el pasado mes de junio llevó a esa especulación, pero simplemente estábamos ante “una toma de beneficios”. La tecnología es el sector con mejor desempeño hasta la fecha, representando 9 de las 20 mejores acciones del S & P500 (hasta el 11 de julio). Mientras que el sector de la tecnología se ha recuperado fuertemente llevando al alza a las valoraciones, las acciones se han sustentado por unas ganancias más altas, lo cual ha sido el principal catalizador en clave fundamental. También, “el sector todavía cotiza a unos múltiplos (PER) en línea con el mercado y el crecimiento del beneficio a largo plazo para el sector es “notablemente superior al del mercado”. Hay varios factores de crecimiento que permitirán a las empresas de tecnología mantener el crecimiento de sus ganancias a largo plazo, según Vohra. En primer lugar, “los efectos de la red de sostener la posición del mercado de los titanes de la tecnología”. Los grandes se hacen más grandes. A medida que crecen sus flujos de efectivo y ganancias, más pueden invertir en áreas de alto crecimiento como la Inteligencia Artificial, la conducción autónoma y los cambios del formato físico al digital (minorista, TV, publicidad, pagos, etc.). En segundo lugar, se espera que el cambio a la computación en la nube se acelere en los próximos años, representando una porción significativa de la carga de trabajo de la computación y eventualmente reemplazando la tecnología de información más tradicional. “Microsoft es un buen ejemplo en el que su negocio ha cambiado de modelo de ingresos hacia suscripciones y se está posicionando como el segundo proveedor de servicios de nube pública, específicamente para grandes empresas”, sostiene. El flujo recurrente de ingresos permite una mayor visibilidad y un crecimiento más sostenible de beneficios, apoyando la valoración actual. Su plataforma de computación en la nube Azure, es sin duda “la opción gratuita que todavía está por ser totalmente cotizada en las acciones, y acelerará el crecimiento a medida que el movimiento a los servicios en la nube gane más impulso”. Uno de los principales factores que sustentaron la explosión de la burbuja puntocom en el 2000 fue que los inversores estaban comprando indiscriminadamente las acciones de cualquier compañía de Internet, incluyendo aquellas que no tenían ingresos ni modelos de negocio. En los últimos años, las empresas de alta tecnología “han mostrado beneficios saludables y muchos también han acumulado sumas saludables de dinero en efectivo en los últimos años”.