¿Alguna vez fue el único con traje y corbata en una reunión? ¿Es uno de esos empleados que nunca ha pisado la ‘planta noble’ de la empresa? ¿Se rige por horarios fijos? Más allá de los cambios de negocio y tecnología que se originan en el proceso de transformación digital de las organizaciones, las compañías […]
Dirigentes Digital
| 21 abr 2017
¿Alguna vez fue el único con traje y corbata en una reunión? ¿Es uno de esos empleados que nunca ha pisado la ‘planta noble’ de la empresa? ¿Se rige por horarios fijos? Más allá de los cambios de negocio y tecnología que se originan en el proceso de transformación digital de las organizaciones, las compañías deben de tener en cuenta que uno de los pilares fundamentales del cambio es el que tiene que ver con la cultura y las personas. Conscientes de que el cambio digital debe de gestarse desde el interior de las organizaciones, Paradigma ha desvelado los ocho signos informales que delatan a una empresa que aún no ha iniciado su transformación digital. “El cambio debe gestarse desde el interior, pues uno de los principales retos de la transformación son las personas, la cultura de empresa y su estructura organizativa”, advierte Diego Mosquera, director de marketing de Paradigma. “Los nuevos objetivos y las nuevas responsabilidades que surgen en la transformación digital nos obligan a modificar el organigrama clásico empresarial y a incorporar nuevos roles profesionales sin los que la digitalización sería, probablemente, un fracaso”, añade. Entre los siete signos informales que delatan a la empresa que no se está transformando digitalmente nos encontramos con: 1) La corbata: la eliminación de la corbata o la no obligación de ir a trabajar con traje son algunos de esos hitos que muestran un paso adelante en la empresa. No es suficiente por sí sólo, sino que es un identificador que muestra un avance en una dirección y una ruptura con el pensamiento clásico de que la vestimenta genera una percepción e imagen previa en el cliente. 2) Las tarjetas de visita: un signo que está a caballo entre medida sostenible por reducir el consumo de papel y cuestión práctica de organización. Si lo primero que hace al recibir una tarjeta de visita es escanearla a los contactos del móvil o añadir a la persona como contacto en LinkedIn u otra red social, ¿por qué no evitar ese primer paso y directamente gestionar los contactos de forma digital? 3) La ‘planta noble’: herencia de las grandes e históricas compañías, el problema de la planta noble donde habitan los súper jefes no es tanto su existencia, sino lo que representa. Hablamos de distinciones y diferencias, que una persona está por encima de otra, implica falta de cercanía, dificultad de acceso y de comunicación. Esto, en una organización que quiera transformarse digitalmente no se puede permitir, ya que la comunicación cercana y fluida es una de las claves para el éxito. 4) El reloj y los horarios: otro de los indicadores informales de la transformación digital de una compañía es la rigidez y dependencia de las largas horas (y horarios) de trabajo. De calentar silla y esperar a que el jefe se vaya aun cuando no tengas nada que hacer. Los horarios largos e inflexibles son una demostración de falta de libertad y confianza en el equipo de trabajo, algo que va totalmente en contra con la transformación digital. 5) La burocracia y el papeleo: ¿Cuánto tiempo pasa desde que pide un cambio de código hasta que se ejecuta? El nuevo ecosistema de negocios digitales demanda un cambio cultural y de gestión apostando por la agilidad en la toma de decisiones, en la forma en que nos comunicamos dentro de la empresa y la forma con la que nos relacionamos con nuestros clientes para contarles avances de los proyectos y aplicar cambios y mejoras de forma continua. 6) El tamaño no importa: un despacho más grande por haber ascendido un puesto, una mesa más grande que refleje un grado mayor de autoridad… la territorialidad no tiene cabida en las empresas que quieren transformarse digitalmente, donde la tendencia es que todas las personas dispongan de los mismos elementos para hacer su trabajo. 7) Adiós al papel: si nuestra empresa quiere ser digital no tiene sentido imprimir y archivar emails, posts del blog, un artículo de una revista… cuando puede gestionarlo tanto desde su ordenador como de su móvil, de su tablet, de su kindle o inclusive de su TV. 8) El ‘host’: si hablamos de transformación digital también teníamos que hacer una pequeña mención a la tecnología y el signo tecnológico que delata esa inexistencia del cambio digital es el host. Si una empresa habla y presume del host o su mainframe entonces está claro que se encuentra muy lejos de iniciar su camino hacia la transformación digital. En resumen, la transformación digital no es sólo cambiar la tecnología por una más moderna, sino que se trata de un cambio profundo y transversal de la organización que abarca todos los aspectos de la misma, incluyendo factores informales que afectan a la cultura de la empresa y el día a día de las personas.