El bloqueo al que han llegado los principales partidos con la posición de no someterse a la investidura deja abierta la puerta abierta más que nunca a una nuevas elecciones. El miércoles se puede dar que Mariano Rajoy insista en no dar un paso adelante y que el Rey se vea obligado a darle su […]
Dirigentes Digital
| 25 ene 2016
El bloqueo al que han llegado los principales partidos con la posición de no someterse a la investidura deja abierta la puerta abierta más que nunca a una nuevas elecciones. El miércoles se puede dar que Mariano Rajoy insista en no dar un paso adelante y que el Rey se vea obligado a darle su confianza a Pedro Sánchez para que intente formar Gobierno. El actual escenario favorece la opción de un Ejecutivo socialista pero está por ver fórmula después del órdago de Podemos en el que pide vicesecretaría y un reparto proporcional de carteras. De todas formas, aunque el PSOE eligiera este camino, los dos partidos no tienen mayoría suficiente para garantizarse la investidura y necesitarían del apoyo de fuerzas independentistas para vencer a la negativa segura de PP más Ciudadanos.
Pero todavía sin fecha fijada para la primera sesión de investidura existen territorios inexplorados de diálogo que facilitaría un Gobierno mucho más estable que el que se está materializando con PSOE y Podemos, tanto si es de izquierdas como si lo lidera el PP. Ciudadanos es clave para proporcionar viabilidad a los pactos y estabilidad a cualquier posible Gobierno con sus 40 diputados.
Sobre la formación de Albert Rivera giran varias de las posibilidades. La primera sería permitir el Gobierno socialista. De momento, la formación naranja ha dicho no a esta posibilidad. Pero según corra el tiempo y si quiere evitar nuevas elecciones, curiosamente podría ser el partido más perjudicado de esta circunstancia, podría apoyar un Gobierno socialista simplemente con la abstención. El partido de Rivera rechaza formar parte de un Ejecutivo que no lidere, pero si quiere equilibrar un Gobierno de PSOE y Podemos puede exigir puestos para formar parte desde un Ejecutivo que tendría un claro objetivo reformista.
Ciudadanos se está manteniendo al margen de los últimos pasos, después de mostrarse partidario del diálogo y empujar en el Parlamento al candidato que se someta a la investidura, aunque su preferencia sería una alternativa que pivote en la llamada gran coalición entre PP y PSOE. Los dos partidos juntos tienen una amplia mayoría para no depender de nadie pero la distancia ideológica, el enfrentamiento político y el desgaste que supondría deberían darse fórmulas para que lo asimilen sus bases y votantes.
Aquí Ciudadanos jugaría un papel fundamental en su papel de conciliador. Hasta el punto que si tomara cuerpo la gran coalición, Albert Rivera podría ser una figura esencial en un futuro Gobierno. PP y PSOE podría ceder en no liderar el Ejecutivo en a favor del líder naranja. Esta solución que puede parecer una quimera, no es tan alejada de nuestro entorno Europeo. En Dinamarca, tras un resultado electoral muy fragmentado. Las principales fuerzas del país, auparon al Gobierno al tercer más partido más votado, que da la casualidad que es de centro como se define Ciudadanos, en aras de la gobernabilidad.
Las primeras encuestas después de las elecciones revelan que la opinión pública quiere que se pongan de acuerdo los partidos políticos y les da igual los nombres. La mayoría ve con buenos ojos una gran coalición si se echan a un lado los actuales líderes del PP y PSOE. Los populares tienen claro, como ha demostrado el movimiento de Rajoy, que la única forma de acceder a Moncloa es con el permiso del PSOE. La pregunta es que puede ofrecer el PP al PSOE para convencerlo, o dicho de otra manera, cómo los socialistas podrían vender a su electorado un acuerdo con su principal adversario político. La cuestión nos lleva a las líneas rojas que tienen los populares, de boca de Mariano Rajoy, no dar marcha atrás en sus políticas y la propia cabeza del dirigente del PP. Llegado el caso la renuncia de Rajoy podría desbloquear un bloqueo de diálogo entre los dos partidos para buscar un candidato de consenso que lidere un Gobierno de coalición.