La patada al tablero político de Pablo Iglesias proponiendo un Gobierno repartido entre PSOE y Podemos ha dejado acorralado a Pedro Sánchez. El líder socialista tiene que decir entre susto o muerte, entre el PP o Podemos. Decida lo que decida va a dar la impresión de sometimiento a las dos salidas. Los resultados del […]
Dirigentes Digital
| 22 ene 2016
La patada al tablero político de Pablo Iglesias proponiendo un Gobierno repartido entre PSOE y Podemos ha dejado acorralado a Pedro Sánchez. El líder socialista tiene que decir entre susto o muerte, entre el PP o Podemos. Decida lo que decida va a dar la impresión de sometimiento a las dos salidas. Los resultados del 20D le dejó al PSOE con la llave del Gobierno, como segunda fuerza. Hasta el momento Pedro Sánchez gestionaba con relativa calma la posición del partido, pese a que fueron los peores resultados de la democracia. Marcaba los tiempos creciendo las posibilidades de acceder a Moncloa por incomparecencia del PP.
Pero Iglesias le ha tomado la delantera, convirtiéndose en la referencia de un Gobierno alternativo de izquierda, una propuesta difícil de tragar e inesperada para Sánchez. Solo el momento decidido para anunciar y el cómo ya genera sospecha. Se produjo sin negociación, de manera unilateral y mientras el líder socialista se encontraba reunido con el Rey. A Sánchez no le quedó más remedio que seguir el camino marcado por Iglesias. Queda la duda si más que una propuesta es una nueva famosa línea roja de Podemos para hacer imposible un acuerdo entre los dos partidos, una vez que la del referéndum dejaba a la nueva formación política como responsable de la falta de entendimiento. Ahora la presión está del lado de Pedro Sánchez que ya había aceptado la tarea de intentar formar Gobierno, asumiendo la necesidad de entenderse con Podemos. Si no acepta el Ejecutivo de izquierda es un empujón a Pedro Sánchez para que abrece al PP, la visualización de la gran coalición, que es el mejor escenario posible para el crecimiento de la formación morada a costa de los votantes del PSOE más escorados a la izquierda del partido.
El órdago de Iglesias ha desencadenado una situación inesperada, el movimiento de Mariano Rajoy, de renunciar a someterse a la investidura, pero manteniéndose como candidato. La jugada ha sido tan inesperada como la de Podemos. El dirigente popular ha evitado la lapidación pública que iba a suponer una investidura fallida con todo el arco parlamentario despellejándole vivo en el Parlamento y ha redoblado la presión para Pedro Sánchez.
Rajoy gana tiempo a la sombra. De un plumazo se ha quitado la responsabilidad de intentar formar Gobierno, dejándosela a Sánchez, e impide que corra el reloj para unas nuevas elecciones, como ha reconocido en su comparecencia. En la nueva estrategia del PP hay dos fechas claves. La primera, la del 27 de enero, momento en el que el Rey iniciará una nueva ronda de contactos con los grupos parlamentarios. Durante este tiempo, Rajoy deja madurar la propuesta de Iglesias, que ha nacido sin consenso y sin acuerdo concreto; lo que garantiza tensiones y enfrentamientos entre PSOE y Podemos. La segunda fecha clave es la del 30 de enero, cuando se reunirá el Comité Federal de los socialistas. Por los plazos de las consultas regias es difícil que la hipotética investidura de Pedro Sánchez se celebre antes del cónclave socialista. Con un pacto Podemos a la vista y la volcánica situación interna del partido, los días previos pueden ser un auténtico calvario para Sánchez y la reunión un auténtico cisma del PSOE entre los partidarios de un Gobierno con Podemos o facilitar la investidura a Rajoy. Y todo ello sin que el PP haya hecho una oferta al PSOE para que apoye su Gobierno
Si Pedro Sánchez no reconduce su posición de liderar un Gobierno, el Rey le propondrá como candidato. Mientras Rajoy espera que se queme lentamente hasta que fracase su intento antes de la investidura o en plena sesión. Será el momento de ofrecer una alternativa al caos de unas nuevas elecciones. El PP ha pasado a la oposición pese a ganar las elecciones y tener el Gobierno en funciones. Bienvenidos a la nueva política.