Este jueves se cumplen ocho años de la quiebra de Lehman Brothers. La caída de un gigante que trajo consigo el estallido de la Gran Recesión y la puesta en marcha de medidas extraordinarias por parte de las autoridades monetarias que muy pocos pensaban que iban a ver. Inyecciones masivas de liquidez, compras ingentes de […]
Dirigentes Digital
| 15 sep 2016
Este jueves se cumplen ocho años de la quiebra de Lehman Brothers. La caída de un gigante que trajo consigo el estallido de la Gran Recesión y la puesta en marcha de medidas extraordinarias por parte de las autoridades monetarias que muy pocos pensaban que iban a ver.
Inyecciones masivas de liquidez, compras ingentes de activos a través de sus programas de flexibilización cuantitativa (QE), reducción de los tipos de interés a la mínima expresión… pero el crecimiento no termina de convencer, mientras los efectos perversos de estos estímulos se dejan sentir en la industria financiera.
Sin embargo, cual "Doctor Jekyll y Mr. Hyde", el mismo mercado que desconfía y acusa a los bancos centrales, parece completamente adicto a sus políticas. Así, tras un verano de extraña calma, la posibilidad de ir perdiendo su respaldo les ha llevado de nuevo a convulsionarse y teñirse de rojo.
Julian Jessop, de Capital Economics, lo tiene claro: "Aunque esperamos que las rentabilidades de la deuda sigan subiendo en Estados Unidos y Europa el año que viene, guiadas por los bonos del Tesoro norteamericano a medida que la Fed aumente gradualmente los tipos; también creemos que estas yields se mantendrán por debajo de los estándares previos, especialmente en el Viejo Continente y Japón".
Pues en estas regiones prevén que tanto el Banco Central Europeo (BCE), como el Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés), rebajen de nuevo los tipos y extiendan sus programas de compra de activos.
"El nerviosismo actual parece prematuro", afirma tajante. Puede que la autoridad monetaria norteamericana incremente el precio del dinero este 2016, pero todo apunta a que no será hasta diciembre, "y si supone una amenaza, volverá a pisar el freno".
Coincide Anthony Doyle, director de inversiones del área de renta fija minorista de M&G Investments, en la idea de que el BCE implementará nuevos estímulos: "Con una inflación anual de tan sólo el 0,2% en agosto, la economía del Viejo Continente sigue rondando peligrosamente la frontera de la deflación (…) Afortunadamente, existen numerosas acciones que puede poner en marcha, como ampliar la duración y la envergadura del QE, modificar las condiciones del mismo para evitar problemas de escasez y llevar los tipos de interés a terreno negativo. En nuestra opinión, la implantación de nuevos estímulos es sólo cuestión de tiempo".
Mientras, Patrick O’Donnell, gestor de renta fija en Aberdeen AM, considera que "los datos desde los últimos pronósticos habían sido buenos, pero las previsiones de inflación y los conocidos riesgos políticos que se avecinan sugieren que el BCE debería estar siendo un poco más proactivo. La falta de urgencia seguramente signifique que los activos financieros permanecerán bajo presión y que la moneda continuará contrayéndose. Esto hará que el trabajo del BCE sea incluso más complicado que si hubiesen extendido el programa de compras del sector público, como espera el mercado, hasta final de año. Su próximo movimiento seguramente sea ampliar el QE en diciembre".
Un cambio de paradigma
Sin embargo, también hay analistas que creen que la era de los bancos centrales toca a su fin. Es el caso de Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversiones de Carmignac, quien cree que las políticas monetarias no han logrado estimular el crecimiento y anticipa un trasvase hacia las presupuestarias de los Gobiernos.
"Para los mercados, tanto de renta fija como de renta variable, se trataría de un cambio de paradigma decisivo tras ocho años inmersos en una tendencia unívoca, influenciada sobre todo por las acciones de los bancos centrales sobre los precios de los activos financieros. Por tanto, los inversores deberían abordar esta transición (todavía hipotética) desde el prisma de la gestión de riesgos", asegura.