Tanto instituciones privadas como organismos públicos prevén que la economía española crezca por encima del 3% en 2015. En todo caso coinciden que la evolución se ve favorecida por factores externos que ha impulsado el PIB como una recuperación más vigoroso de lo previsto de los socios europeos gracias a las medidas del BCE o la debilidad del euro, aunque reconocen los efectos de las reformas realizadas.
Sin estas palancas la velocidad de
crucero de la economía española no sería la misma, pero en qué medida está comprometida la recuperación si cambia el contexto económico. Por un lado, los tipos de interés afectan directamente al
PIB y al escenario fiscal impactando de manera directa a las finanzas públicas al alterar la carga financiera de la deuda siendo un condicionante fundamental del crecimiento del
PIB por su influencia en el consumo y la inversión. El Gobierno en su último Programa de Estabilidad recoge estas variables, entre otras, en un escenario de riesgo que considera improbable.
Si el BCE decidiera poner fin a sus medidas de compra de deuda y elevar los tipos un 1% y mantenerlo hasta 2019 en estos niveles supondría restarle al PIB seis décimas en 2015, prolongándose la disminución hasta 2018 cuando el crecimiento tendría un impacto negativo de ocho décimas. El déficit se desviaría en seis décimas y la deuda pública aumentaría un 2,5%. El Ejecutivo reconoce que el saldo público resultaría afectado por la menor recaudación fiscal y el mayor gasto en prestaciones sociales en un entorno donde la demanda interna y la creación de empleo se resienten.
Este escenario afectaría también al euro con una apreciación respecto al resto de divisas afectando al PIB principalmente a través de las exportaciones netas con una caída de cuatro décimas este ejercicio respecto a la previsión de crecer un 2,9%.
El petróleo es otra de las variables que más condicionan la evolución de la economía. España es país netamente importador y se vería afectado por los costes de producción y el saldo de la balanza corriente. El Gobierno espera crecer al 2,9% con un precio del petróleo 61,5 dólares/barril en 2015 y de 68,8 dólares/barril desde 2016 a 2018. Si sube un 10% por encima de estas previsiones, el PIB podría caer alrededor de 0,3 puntos porcentuales respecto a su nivel del escenario base al final del periodo de proyección, fundamentalmente como efecto de los mayores precios del petróleo. Las variables fiscales también se verían perjudicadas por este escenario más adverso, aunque en menor medida que en el shock de tipos de interés y en un grado similar al shock de una menor demanda exterior.