– ¿Cómo valora la situación que se ha creado tras el 24M?
Creo sinceramente que hay por primera vez en mucho tiempo implicación real de la gente en la política, ya sea en la defensa de su opción tradicional o en el impulso de nuevas opciones. Y eso siempre es bueno. La participación de la gente en política me parece lo más destacable. El resultado, en realidad, es lo de menos.
– En su opinión, ¿quién tiene más que temer a los partidos "emergentes" y por qué?
No creo que se trate de miedo, sino de desconocimiento. En cualquier caso, es un comportamiento normal la resistencia al cambio, de ahí que sea precisamente en las grandes ciudades y en perfiles de edad joven y con mejor formación donde antes se reflejé ese cambio. De otro lado, no pasemos por alto que a nivel nacional existen circunscripciones provinciales que eliminan el carácter proporcional de la elección de modo que incluso en el mejor escenario Podemos y Ciudadanos estarían traduciendo el actual apoyo en un grupo cada uno de medio centenar de diputados. Mucho sin duda habida cuenta de las barreras del sistema electoral, pero insuficiente para determinar políticas más allá de pactarlas y condicionarlas. De modo que cualquier extremo se ve moderado por el propio sistema y necesidad de acuerdos con otras fuerzas políticas.
– ¿Qué cree que pasará, en cuanto a pactos?
Las elecciones generales son el premio gordo al que todos aspiran y eso significa que intentan mantener actualmente cierta equidistancia. Ciudadanos evitará ser visto como muleta del PP, que a su vez apelará al voto útil de la derecha, mientras que Podemos y PSOE luchan por dominar la izquierda, este último distanciándose a su vez del PP. Así que muchas abstenciones y acuerdos de investidura y pocos gobiernos de coalición. Es curioso, pero estas son unas de esas elecciones en las que nadie parece querer gobernar pero todos intentan condicionar, creo que el miedo escénico lo impregna todo, así que los verdaderos acuerdos se concretarán no ahora en la investiduras, sino en unos meses y ya pasado el trance de las elecciones generales.
– Mientras, los empresarios no se terminan de posicionar al respecto, simplemente piden prudencia…
Dudo francamente que el servicio de recogida de basuras en Madrid o la limpieza de los parques en Barcelona vayan a ser determinantes sobre el futuro económico del país, que debe más al momento del ciclo y al contexto europeo que a méritos de ningún gobierno. España seguirá creciendo y mejorando sus cifras independientemente de quien gobierne. Cuestión a parte es que efectivamente haya sectores concretos, bien por su dependencia de la inversión pública o bien por su riesgo regulatorio, que deban plantearse cuestiones de estrategia si se extrapolan a nivel nacional los resultados municipales.
– ¿Qué tienen que perder y qué tienen que ganar las empresas con los nuevos partidos emergentes?
En cuanto a las actuales concesionarias de servicios municipales, dudo que ninguno de los nuevos alcaldes se plantee la ruptura unilateral de contrato alguno pues daría lugar a indemnizaciones millonarias y efectivamente sembraría incertidumbre e inseguridad. No obstante parece razonable pensar que inicien un proceso de revisión de dichos contratos y examinen tanto posibles sobrecostes como el correcto cumplimiento de los contratos, lo que abriría la puerta a un proceso de negociación en el que posiblemente las concesionarias se verían en la necesidad de aceptar una revisión de los actuales contratos, sin perjuicio de que no estaría asegurada la renovación de los actuales contratos. De modo que nadie tiene nada que temer salvo que haya incurrido en sobrecostes, mordidas e irregularidades.
En cualquier caso incluso aunque puedan parecer cifras importantes, representan un porcentaje relativamente pequeño de la facturación total de los grandes grupos constructores, que son los que dominan ese tipo de concesiones. Y sin embargo no puede pasarse por algo que las decisiones que se tomen en Madrid y Barcelona pueden efectivamente resultar un adelanto o prueba de lo que pudieran ser nuevos criterios de gestión municipal que de algún modo irían implantando se en otras ciudades, lo que sí tendría efecto sobre todo el sector, pues daría lugar a una nueva dialéctica desde las administraciones públicas, que pasarían de centrarse (como sucede ahora) en el procedimiento y el cumplimiento de las normas que garantizan la legalidad a hacerlo en los resultados.
Es en este último punto donde veo el mayor impacto y cambio radical: administraciones que pasan de priorizar la legalidad a administraciones que pasan a priorizar resultados, sustituyendo la preocupación exclusiva en los procedimientos legales por otra que incluye conceptos como la transparencia, la ética pública, la participación, la colaboración… Sin duda se trata de un territorio inexplorado y no exento de posibles complicaciones.
– Y en cuanto a los mercados, hay diversidad de opiniones: algunos expertos creen que esta inestabilidad se parece demasiado a lo que ocurrió en Grecia y puede ser malo para España, otros dicen que es demasiado pronto y otros apuntan a que los partidos populistas dan una mala imagen a nuestro país en el exterior… ¿Qué opina usted?
Creo que se está sobreactuando cuando se pretende identificar la imagen del partido en el gobierno con la imagen del país. Estamos en todo caso ante una normalización de la situación respecto de lo que sucede en países de nuestro entorno, donde no es ni mucho menos extraordinario la ausencia de mayorías absolutas.
