Si bien los requisitos pueden ser muy diversos y los baremos pueden variar entre un banco y otro, la mayoría valoran que el prestatario tenga ingresos recurrentes y estabilidad laboral, que no estésobreendeudado ni haya incurrido en impagos, que haya sido capaz de ahorrar una parte del importe que necesita y que tenga cierta antigüedad […]
Dirigentes Digital
| 16 sep 2015
Si bien los requisitos pueden ser muy diversos y los baremos pueden variar entre un banco y otro, la mayoría valoran que el prestatario tenga ingresos recurrentes y estabilidad laboral, que no estésobreendeudado ni haya incurrido en impagos, que haya sido capaz de ahorrar una parte del importe que necesita y que tenga cierta antigüedad en la entidad, señalan desde el comparador HelpMyCash.com.
Las 5 demandas de los bancos para conceder un préstamo
1- Estabilidad laboral e ingresos regulares: trabajar es uno de los principales puntos en los que se fijará el banco. Tener una nómina mensual y un contrato indefinido garantiza la entrada de ingresos recurrentes con los que hacer frente a las letras del préstamo. Al fin y al cabo, el banco necesita asegurarse de que el cliente podrá hacer frente a las cuotas durante toda la vida del crédito y un contrato indefinido con un sueldo mensual es una de las mejores garantías.
2- Buen historial crediticio y ausencia de impagos: este punto es sumamente importante. La banca quiere clientes solventes que paguen religiosamente sus préstamos y no incurran en impagos. Un historial crediticio negativo o estar inscrito en Asnef será motivo de rechazo. En este caso, la única solución es acudir a las entidades privadas que sí acepten este tipo de clientes, como las compañías especializadas en la concesión de minicréditos online o en préstamos con garantía hipotecaria.
3- Nivel aceptable de ahorro: aunque no es indispensable, los bancos valoran que el cliente sea capaz de aportar un tanto por ciento del importe del bien o servicio que necesita financiar. En las hipotecas lo más habitual es que el banco financie hasta el 80 % del valor del inmueble, por lo que el 20 % restante tendrá que tenerlo ahorrado el cliente. Entre los préstamos personales hay de todo: algunas entidades financian hasta el 100 % del valor del producto, otras prefieren que el prestatario aporte una parte. En cualquier caso, será necesario tener algo de dinero ahorrado para hacer frente, como mínimo, a las posibles comisiones de apertura y a los gastos extra, como las primas de los seguros o los gastos de notaría si los hubiere.
4- Antigüedad: si bien no es un requisito indispensable, los bancos valoran que el cliente lleve cierto tiempo vinculado a la entidad. La antigüedad permite a los bancos hacerse una idea de su perfil: nivel de deuda, recursos, regularidad de la entrada de ingresos, etc. Algunos bancos especifican que solo conceden préstamos a clientes con una antigüedad mínima de entre 3 y 6 meses. En cualquier caso, si se necesita financiación, habrá muchos bancos que la concederán siendo nuevos clientes o,también, se puede recurrir a establecimientos privados de crédito en los que no se tiene que abrir ninguna cuenta y las letras del préstamo se domicilian en la cuenta que el cliente quiera. Un ejemplo sería Cofidis que actualmente comercializa algunos de los préstamos personales más baratos del mercado, como el Crédito Proyecto Automóvil Nuevo que tiene un interés de partida del 6,65 % y una TAE mínima del 6,86 %.
5- Sobreendeudamiento ajustado: no se recomienda dedicar más de un 40 % de los ingresos a satisfacer deudas. Si ganamos 1.000 euros netos mensuales, lo adecuado sería no emplear más de 400 euros en pagar préstamos personales. Cuando se solicita un préstamo es importante tener presente esta variable, ya que los bancos no aceptarán demandas de clientes cuyos ingresos sean muy bajos en relación con el importe del préstamo y las cuotas a pagar. En este caso, o bien se alarga el plazo para ajustar los pagos periódicos o se solicita un importe menor, sin olvidar que cuanto mayor sea el plazo de amortización de un préstamo, mayores serán los intereses abonados al vencimiento.