A finales del pasado mes de septiembre, la Casa Blanca anunció el plan de reforma fiscal en el que se apuesta por gigantes recortes de impuestos tanto para empresas como para personas, pero sin aclarar cómo compensará la caída en los ingresos sin elevar el déficit. La reforma fiscal incluye una reducción de la tasa […]
Dirigentes Digital
| 06 oct 2017
A finales del pasado mes de septiembre, la Casa Blanca anunció el plan de reforma fiscal en el que se apuesta por gigantes recortes de impuestos tanto para empresas como para personas, pero sin aclarar cómo compensará la caída en los ingresos sin elevar el déficit. La reforma fiscal incluye una reducción de la tasa impositiva para las empresas del 35% al 20% y simplifica los tramos de impuestos de la renta individual, al pasar de las siete actuales a tres: del 12%, del 25% y del 35%. Las nuevas cifras suponen rebajar el tipo máximo para las personas, actualmente del 39%, y elevar levemente el mínimo, del 10%. Asimismo, eliminaría el impuesto de sucesiones, crearía una nueva deducción por adultos dependientes, como personas mayores o enfermos, y amplía la básica para personas a 12.000 dólares y 24.000 para parejas. La incógnita sin desvelarse todavía es cómo compensará la consiguiente caída en la recaudación fiscal, calculada en torno a 5 billones de dólares en diez años, para evitar que se genere más déficit presupuestario. El cronograma para la reforma Para aprobar su nueva reforma fiscal propuesta, los republicanos en el Congreso de los Estados Unidos deberán tener especial cuidado para evitar lo sucedido anteriormente con la reforma sanitaria. Bajo este enfoque, el Senado necesitará sólo 50 votos en lugar de los 60 votos tradicionales. El plazo estimado para este proceso es el siguiente: Según Allianz GI, el mercado apunta a que hay un 30% de posibilidades de que haya una reforma tributaria antes de que finalice el año, pero si el Congreso no logra alcanzar sus hitos en las próximas semanas, estas podrían llegar al 50% hacia el primer trimestre de 2018 Suponiendo que la nueva reforma fiscal propuesta llegue a aprobarse, los sectores con las mayores tasas de impuestos actuales se beneficiarían de la reducción de la tasa del impuesto de sociedades al 20%. Los principales beneficiarios incluiría a compañías de telecomunicaciones, industrias y bienes de consumo, según se puede observar en el siguiente gráfico. La tecnología, el cuidado de la salud y las compañías industriales son los sectores que más se beneficiarían de los aproximadamente 250.000 millones de dólares repatriados bajo el plan de Trump Las empresas de estos sectores invertirían la mitad de ese dinero ahorrado en recompras de acciones y la otra mitad invirtiendo en programas de crecimiento como la investigación y el desarrollo, gastos de capital y en fusiones y adquisiciones. Esta rebaja fiscal también podría crear presiones sobre los bonos del Tesoro como ya se ha observado desde que se anunció la reforma tributaria con un aumento en los rendimientos del Tesoro y un dólar estadounidense al alza Por último, los consumidores estadounidenses, que representan más del 70% del PIB, deberían recibir un impulso por el aumento del poder adquisitivo si la reforma fiscal es aprobada.