El dato recogido por la primera agencia calificación crediticia supone el más alto de la década tras la crisis de 2009, siendo un 62% de las "quebradas" compañías norteamericanas. La cifra, indican desde el Departamento de Análisis de Bankinter, "podría resultar preocupante", ya que supone pasar de unos 55 defaults en 2014 a casi cien […]
Dirigentes Digital
| 26 nov 2015
El dato recogido por la primera agencia calificación crediticia supone el más alto de la década tras la crisis de 2009, siendo un 62% de las "quebradas" compañías norteamericanas. La cifra, indican desde el Departamento de Análisis de Bankinter, "podría resultar preocupante", ya que supone pasar de unos 55 defaults en 2014 a casi cien este año, pero, añaden "se explica por las empresas ligadas al negocio de shale oil".
Recientemente Moody’s Capital Markets Research reconocía que hasta ahora la caída en picado que sufren petróleo y gas ha sido citada en 23 de los 66 recortes de calificación del high yield estadounidense, esto es, en un 35% del total. Ahora bien, explicaba, muchas de estas rebajas se han llevado a cabo basándose en razones que van más allá del crudo, "incluidas las depresiones que ahora afligen a la minería, los metales, las infraestructuras y el debilitamiento de algunas economías fuera del país".
Por otra parte, destacaba la escasez de mejoras de "nota", sumada a la contracción de las ofertas de deuda de este tipo (-87% en la ligada al sector petrolero y -37% en otros emisores), y todo ello le llevaba a lanzar una advertencia sobre "el envejecimiento del ciclo de crédito".
En cuanto al repunte de los spreads medios, algunas de las mayores subidas se han producido en industrias vinculadas a las commodities, como la energía, que se han visto afectadas por el hundimiento de las materias primas. Pero, añade Capital Economics, también ha habido incrementos en otras áreas, "esto sugiere que otros factores, como una política monetaria más estricta por parte de la Fed, han afectado al apetito de los inversores por el riesgo".
No obstante, esta firma no espera que esta ampliación vaya mucho más allá, pues, consideran que la caída de las commodities "no persistirá. De hecho, prevemos que los precios del petróleo, el cobre y otros metales industriales se recuperen el año que viene". Asimismo, añaden, los diferenciales no se han ampliado notablemente en anteriores ciclos alcistas de los tipos de interés en Estados Unidos. Es más, explican, "la última vez que se produjo uno, entre mediados de 2014 y mediados de 2006, estos se estrecharon".
Es más, continúan, muchas empresas continúan beneficiándose de los tipos en mínimos gracias a sus emisiones a largo plazo anteriores; mientras, los gastos por intereses suponen una proporción relativamente baja de los costes totales de las corporaciones. Y, por último, "a 635 puntos básicos, el spread sobre los bonos del Tesoro ya está muy por encima de la medida de largo plazo de 575 desde enero de 1997".
Así, aunque esperan que el aumento de los costes salariales y la fortaleza del dólar presionen los márgenes de beneficio de las empresas en Estados Unidos en el futuro, recuerdan que ambos factores son el reflejo de una economía sana y "los diferenciales tienden a dispararse durante o cerca de una crisis financiera, no en periodos de expansión".
Coinciden con Nicolò Carpaneda, especialista de inversión de M&G, "los fundamentales están bien", por eso su apuesta es por el "crédito a nivel mundial, sobre todo americano donde mucha gente está saliendo por temor a la Fed".
Actualmente, destaca, hay mecanismos para detectar los peligros y "el mercado nos paga muy bien por el riesgo que tomamos". El high yield, la deuda con interés variable más fijo, subraya, los bonos flotantes, no tienen duración y un tipo que varia cada tres meses y será capaz de captar el próximo ciclo alcista en los tipos.