Hartmann analiza cuatro motivos por los que los inversores deben mostrarse optimistas en esta clase de activo. El primero de ellos, la capacidad de las empresas para financiarse en el mercado a costes muy bajos. "El rendimiento de los bonos soberanos a diez años se ha reducido de media 175 puntos básicos desde la segunda […]
Dirigentes Digital
| 14 abr 2015
Hartmann analiza cuatro motivos por los que los inversores deben mostrarse optimistas en esta clase de activo. El primero de ellos, la capacidad de las empresas para financiarse en el mercado a costes muy bajos. "El rendimiento de los bonos soberanos a diez años se ha reducido de media 175 puntos básicos desde la segunda mitad de 2013, lo que debería animar un repunte del gasto del consumidor y del capex".
Por otro lado, la gestora explica el positivo impacto de la caída del precio del barril del petróleo, ligando de nuevo este escenario a una posible mejora del consumo por la reducción de los precios de la gasolina, la factura de la luz, etc.
La mejora del sector financiero también juega un papel clave para esta clase de activo. No se trata solo de la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de seguir los pasos de la Reserva Federal con su programa de compra de activos, sino también del saneamiento del sector bancario de la región. "Los bancos han sido saneados, tienen el capital adecuado y están preparados para prestar", explican desde la entidad. El cuarto factor positivo es la situación que actualmente vive el cruce de divisas euro/dólar, con la moneda única en mínimos de 11 años frente al billete verde. Tal y como explica Hartmann, "cada 20 céntimos de caída en el euro supone un incremento del 5% en el beneficio operativo de las empresas europeas".
Hasta aquí, el análisis de la gestora coincide con el consenso del mercado. Pero Hartmann va más allá de los cuatro pilares que de momento mantienen intacta la tendencia alcista. Según explica, desde un punto de vista más técnico, las empresas europeas cuentan ahora con unos buenos niveles de cash que, sumado a la mejora de la confianza entre sus directivos, pueden poner ese dinero a trabajar dando un nuevo impulso a la cotización de sus compañías.
La gestora es consciente de la "sobrecapacidad" que presentan algunas industrias europeas. Algo que, sumado a la baja inflación, puede forzar a las compañías "a mirar su base de costes de nuevo, centrándose en la productividad para mantener los beneficios pese a un crecimiento de ventas limitado". A su juicio, las estrategias serán múltiples, con otras compañías que podrían vender algunas unidades que no sean de utilidad para su negocio. "Las empresas se sanean, se encuentran mejores propietarios para esas unidades y el efectivo se utiliza el efectivo de manera más eficiente. Se realizan adquisiciones y se refuerza la posición en el mercado", explican desde la firma.
¿Qué pasa con las valoraciones?
Hartmann apunta también a la cuestionada valoración de las Bolsas europeas, después de que indicadores como el DAX hayan superado máximos, e incluso el Ibex 35, aunque rezagado respecto a los niveles de sus homólogos europeos, siga atrayendo las compras de los inversores tras un primer trimestre espectacular en el que el selectivo acumuló una subida del 12%. "En los últimos 26 meses, el mercado de renta variable de la zona euro en términos de dólar mantiene un rendimiento del 25% inferior al estadounidense", explica. En este sentido, la experta asegura que el inversor debe buscar ahora compañías que puedan beneficiarse de la caída del euro y el precio del crudo.
Ante la avalancha de dinero que está entrando tanto en renta variable como en renta fija, con bonos que son demandados incluso con rendimientos negativos, desde Fidelity advierten que "el mercado no está distinguiendo entre lo bueno y lo malo, el alto y el bajo crecimiento o el elevado y el escaso riesgo". Pero tienen claro que esta tendencia está a punto de cambiar. Por eso, la gestora considera que "este es el final de la estrategia beta (variable que mide la diferencia de rentabilidad de una acción respecto a su índice de referencia) en los fondos indexados, y ahora es el momento de explotar esta anomalía mediante una selección bottom-up", apostando por buenas compañías que se sitúen más allá de la media.
Además de ser muy selectivos, Hartmann también llama a los inversores a mantener una visión de largo plazo en sus inversiones en Bolsa, apostando por tendencias que están gestándose en la actualidad y que podrían vivir un auténtico boom en los próximos años. Por ejemplo, las nuevas tecnologías en el sector de automoción o los avances en el sector sanitario con nuevos productos o servicios. La gestora lo tiene claro: "la habilidad está en reconocer la oportunidad hoy, para aprovechar los beneficios que traiga mañana".