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¿Quién es Estado Islámico?

A diferencia de lo que el gobierno estadounidense y los grandes medios de comunicación se esfuerzan en recalcar, el éxito del ISIS y de otros grupos radicales islámicos en Libya, Siria e Iraq es una clara consecuencia de la política exterior de Estados Unidos en Oriente Medio. La relación entre el gobierno estadounidense y el […]

Dirigentes Digital

30 nov 2015

A diferencia de lo que el gobierno estadounidense y los grandes medios de comunicación se esfuerzan en recalcar, el éxito del ISIS y de otros grupos radicales islámicos en Libya, Siria e Iraq es una clara consecuencia de la política exterior de Estados Unidos en Oriente Medio. La relación entre el gobierno estadounidense y el ISIS sigue un patrón tradicional, como su relación con Al Qaeda y Osama bin Laden. Al igual que Al Qaeda, el ISIS es fruto de la intervención de Estados Unidos (en el caso de Al Qaeda, la intervención fue en Afganistán, en el marco de la guerra de poder contra la Unión Soviética en los años ochenta, mientras que en el caso del ISIS fue en Siria e Iraq y en el caso de Grupo Combatiente Islámico Libio (GCIL) fue en Libya). En su empeño por asegurarse el control de Oriente Medio y Asia Central, la clase dirigente de Estados Unidos se ha valido sistemáticamente de los recursos más retrógrados y reaccionarios. Una consecuencia importante de la estrategia de desestabilización de Libya y Siria ha sido el surgimiento y crecimiento de organizaciones radicales suníes como el GCIL y ISIS.

Para llevar a cabo su estrategia de largo alcance, Washington y Londres compraron a golpe de talonario, los servicios de algunos de los terroristas mas buscados y peligrosos del mundo. Entre ellos, Abel Hakim Belhadj, uno de los terroristas mas buscados por EEUU a principios de los años 90. Belhadj es el fundador y antiguo comandante del GCIL, una organización yihadista con vínculos históricos con Al Qaeda, los talibanes y la organización integrista egipcia Al Jihad. Se reunió con Osama bin Laden durante la guerra de Afganistán contra los soviéticos y, más tarde, por segunda vez, durante la ocupación estadounidense del país tras los atentados del 11-S.

En 1995, el MI6 británico se dirigió a Belhadj y al GCIL para perpetrar el golpe de Estado inicial contra Gaddafi. A los británicos no les importaba el historial de Gaddafi en materia de derechos humanos, o más bien la vulneración que ejercía de esos derechos, sino que querían deshacerse de él porque era independiente y porque Libia era un país estable. A pesar de las tensiones étnicas que existían en Libia, las condiciones de vida generales de la población libia eran, por término medio, mucho mejores que en Arabia Saudí. Sin embargo, eso no les importaba a los británicos. Lo importante era que Libia tenía grandes reservas de petróleo y ellos querían echarles el guante.

Tras cuatro intentos fallidos de asesinar a Gaddafi, Belhadj escapó. El plan para asesinar a Gaddafi se encontró hace una década en la casa de Abd Al Rahman Al Faqih en Birmingham (Reino Unido) durante una redada policial. Ese mismo plan bélico que al final acabó con su vida se emplearía más tarde contra Gaddafi, a partir de febrero de 2011.

Belhadj, al que la Administración Obama hizo gobernador militar de Trípoli (Libia) en 2013, en agradecimiento por derrocar a Gaddafi, había sido encarcelado en Guantánamo hacia el año 2002, tras ser capturados por las fuerzas estadounidenses en Afganistán. Según Associated Press, además de ponerlos más tarde en libertad, el gobierno de Estados Unidos ofreció a este terrorista garantías de seguridad para su familia, así como millones de dólares de las arcas de guerra secretas de la CIA. Para acogerse al programa, Belhadj necesitaba tener buenas relaciones con organizaciones terroristas, especialmente Al Qaeda. Se puso en libertad a Belhadj, y se le infiltró de nuevo en las regiones en conflicto para organizar grupos islamistas como Al Qaeda -ambos activos en los países en que Estados Unidos y la OTAN han pugnado activamente por un cambio de régimen- en Libia y Siria, respectivamente. Además, Belhadj ha sido defendido por Washington y elogiado por los senadores estadounidenses John McCain y Lindsey Graham. El mundo al revés.

El plan maestro de derrocar a Gaddafi se llevo a cabo de la siguiente manera. En Libia, con el pretexto de intervenir por razones humanitarias, el presidente Obama ordenó a las fuerzas militares estadounidenses crear una zona de exclusión aérea para proporcionar una mayor cobertura aérea a las agrupaciones de Al Qaeda a fin de derrocar a Muamar el Gaddafi. Quien dominaba la oposición en Libia era el Grupo Combatiente Islámico Libio (GCIL), creado en los años noventa por Abel Hakim Belhadj, que había luchado del lado de Al Qaeda y los talibanes en Afganistán de 1988 a 1992. El 3 de noviembre de 2007, el GCIL se declaró rama oficial de Al Qaeda, pasándose a llamar más tarde Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).

El primer atisbo de la magnitud de las mentiras de Washington llegó a principios de 2011, cuando el embajador Christopher Stevens facilitó la entrega de armas a milicianos afiliados a Al Qaeda en Libia liderado por Abel Hakim Belhadj, el líder del Grupo Combatiente Islámico Libio (GCIL). Las armas, financiadas por los Emiratos Árabes Unidos, se entregaban en Bengasi pasando por Qatar.

Cuando se llevó a cabo la operación para derrocar al dirigente libio al amparo de una resolución de la ONU, el GCIL fue clasificado como grupo terrorista por el Departamento de Estado estadounidense, el Ministerio del Interior británico y el Consejo de Seguridad de la ONU. Eso no impidió que los aliados contaran con los afiliados de Al Qaeda para asesinarlo.

Al final, Gaddafi fue derrocado y asesinado el 28 de julio de 2011. Dia 11 de septiembre de 2012, el embajador Stevens y tres diplomaticos estadounidenses fueron asesinados y la embajada de Estados Unidos en la ciudad portuaria libia de Bengasi quedó destrozada por las llamas. Más tarde nos enteramos de que, en realidad, la «embajada» formaba parte de un complejo clandestino de la CIA en el que el gobierno estadounidense, bajo la dirección de Hillary Clinton, entonces secretaria de Estado y actual candidata a la Casa Blanca, organizaba el envío de arsenales de armas de Gaddafi para perpetrar una masacre sumamente planificada en Siria.

¿Quienes son los responsables de estos actos atroces? Las organizaciones principales aliados de combate de los estadounidenses -Ansar al Sharia, Escudo de Libia y la Brigada 17 de Febrero; las mismas organizaciones que participaron en el atentado contra la misión estadounidense y un anexo de la CIA en Bengasi, que se cobró la vida del embajador estadounidense Chris Stevens y tres diplomáticos estadounidenses; las mismas organizaciones que ondearon abiertamente la "bandera negra" de Al Qaeda y el ISIS después de que cayera el gobierno de Gaddafi y muriera el embajador Stevens, al igual que lo hicieron antes de ser enviadas a combatir en Siria contra las fuerzas del gobierno de Bashar al Asad, y en el transcurso de la contienda, en nombre de esos mismos servicios aliados de la OTAN.

Es decir, el grupo Ansar al Sharia, liderado por Abu Sufian bin Qumu, un antiguo preso de Guantánamo vinculado a Al Qaeda; el grupo Escudo de Libia, liderado por Wisam bin Hamid (identificado por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos como jefe de Al Qaeda en Libia), que recibió en el aeropuerto a los marines estadounidenses procedentes de Trípoli y los acompañó hasta el anexo de la CIA; y la Brigada 17 de Febrero, encargada de velar por la seguridad de la misión, y capitaneada por Ismail Sallabi, están todos dirigidos por el GCIL de Abel Hakim Belhadj, afiliado a Al Qaeda, uno de los grupos que planeó el atentado suicida de Casablanca en mayo de 2003 y que tiene sólidos vínculos con quienes estuvieron detrás de los atentados terroristas de Madrid en 2004.

Al Qaeda: de principal enemiga a mejor amiga

¿Cómo pasó el GCIL-AQMI de ser el enemigo más odiado de Estados Unidos a ser su aliado de confianza? Mientras George Bush ponía a Al Qaeda de excusa para una intervención militar directa, la Administración Obama usa a Al Qaeda, y ahora al ISIS, para derrocar a gobiernos independientes con el fin de balcanizar o desintegrar después los países en cuestión, o bien utilizarlos como marionetas kamikazes contra mayores enemigos, como Rusia, China o Irán. Este enfoque conlleva una fraternización más o menos abierta con los grupos terroristas, tal como señaló de forma general Obama en su famoso discurso de El Cairo en 2009.

De hecho, gran parte de los principales generales y combatientes del ISIS fueron seleccionados a dedo, trasladados, armados y equipados por los aliados de Estados Unidos, la OTAN y los países del Golfo.

Para terminar, os hago una pregunta. ¿Cómo hemos llegado al punto de que las potencias occidentales empiecen a armar y apoyar el terrorismo con tanto descaro y mostrando un absoluto desprecio por los principios básicos de los derechos humanos?

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