Italia ya tiene gobierno. El Movimiento Cinco Estrellas y la Liga Norte han llegado finalmente a un acuerdo para retirar al euroescécptico Paolo Savona como ministro de Economía, que había sido rechazado por el presidente de la República, Sergio Mattarella, para apoyar el Ejecutivo de esta coalición antinatura. Los líderes de ambas formaciones devuelven la […]
Dirigentes Digital
| 01 jun 2018
Italia ya tiene gobierno. El Movimiento Cinco Estrellas y la Liga Norte han llegado finalmente a un acuerdo para retirar al euroescécptico Paolo Savona como ministro de Economía, que había sido rechazado por el presidente de la República, Sergio Mattarella, para apoyar el Ejecutivo de esta coalición antinatura. Los líderes de ambas formaciones devuelven la calma, de momento, a los mercados, que aunque mantienen las dudas sobre el rumbo político que impondrán en su mandato, no tendrán el temor de que la prioridad sea apartarse de la ortodoxia del euro. Pero la caja de Pandora se ha abierto y los inversores mantienen la alerta encendida en sus radares, en un momento en que la rentabilidad del bono norteamericano a diez años ha rozado el 3%, en plena normalización de los tipos de interés en EE UU y con un movimiento de los flujos de dinero de los mercados emergentes hacia activos más atractivos, como sería ahora la deuda estadounidense. Además, la crisis italiana ha reavivado el temor sobre la viabilidad del euro y la consistencia de los países del sur de Europa, cuando se esperaba que el Banco Central Europeo fuera anunciando con mayor rotundidad después del verano el inicio del fin de su programa de compra de deuda. Con este panorama, ¿qué pueden hacer los inversores? ¿Qué pueden esperar del devenir de Italia? Para los analistas de La Française Asset Management, el margen de maniobra del BCE sería limitado en cuanto a la deuda italiana. “Los eventos lo hacen aún más difícil ya que la zona euro está experimentando un período de crecimiento más moderado, la inflación general debería acelerarse a niveles cercanos al 1,8% este verano y el equilibrio de riesgos se está deteriorando”, pero en la firma no consideran que el desafío a medio plazo sea la salida de Italia de la zona euro, sino más bien “una gobernanza europea complicada en gran medida por un gobierno italiano que es posiblemente euroescéptico”. “Si creemos en las encuestas, los italianos nunca han querido abandonar la zona euro y los partidos elegidos recientemente ya no proponen esto. Finalmente, la Constitución no autoriza la celebración de un referéndum sobre este tema. Por lo tanto, parece que en el caso de nuevas elecciones italianas en otoño de 2018, los mercados podrían, una vez más, centrarse en los fundamentales económicos más globales y creemos que los niveles actuales pueden constituir oportunidades”, señala. Para François Raynaud, gestor de asset allocation and sovereign debt de Edmond de Rothschild Asset Management, un periodo prolongado de incertidumbre política en Italia impulsará casi con seguridad la volatilidad en el mercado pero también creará oportunidades. “Esta es la razón por la que hemos guardado liquidez, para poder aprovechar cualquier oportunidad de compra. Los países periféricos de la zona euro todavía son atractivos pero sólo si seguimos siendo altamente selectivos. Portugal, Grecia y Chipre, por ejemplo, son interesantes, ya que siguen beneficiándose de la mejora del momentum económico y un riesgo político reducido. Raynaud explica que Italia es un caso “especial” por que sólo un porcentaje muy pequeño de los 2,7 billones de su mercado de deuda gubernamental está en el extranjero. Más de dos tercios están en manos de residentes italianos, explica, como bancos, fondos de pensiones y compañías aseguradoras. y “tienden a ser menos sensibles a las variaciones de precios. Y el BCE tiene un 15% de deuda italiana”. “Los problemas de Italia son endémicos y muchos nunca desaparecieron después de la crisis del euro. Los mercados de bonos lo han tratado de manera más favorable porque pensaban que el peor de sus temores en aquel momento no se haría realidad”, señala Luke Hickmore, gestor senior de inversions de Aberdeen Standard Investments. Pero esos miedos han vuelto porque “los problemas nunca desaparecieron. La lección es que los inversores continuarán preocupados hasta que se les den razones para no hacerlo. La última vez, eso significó que Mario Draghi dijera que haría cualquier cosa por proteger el euro. Estamos lejos de tener que decir algo similar, pero sus palabras probablemente no funcionen dos veces”, subraya. Gary Kirk, Partner y gestor de cartera de Vontobel, se muestra más escéptico sobre la situación política en Italia. “Después de todo, es la tercera economía más grande y con la deuda más elevada de la zona euro. Teniendo esto en cuenta, el movimiento en los bonos del tesoro italiano ligados a inflación era comprensible, pero plantea la pregunta de qué sigue. ¿Los italianos van a permitir que la turbulencia continúe sin esfuerzos por estabilizar la situación y las instituciones de la eurozona simplemente se quedarán de lado y verán aparecer grietas potenciales en el centro mismo de la región?”, plantea. Por su parte, Fabrizio Quirighetti, codirector de inversiones y corresponsable de multiactivos de SYZ AM, recuerda que la campaña y la narrativa de los partidos Cinco Estrellas y La Liga estaban centradas, sobre todo, en la inmigración y por tanto no tenía impacto en los mercados. Pero “al igual que sucedió en Grecia hace unos años, sería clave para los mercados y para el futuro del gobierno italiano saber si hay una amplia mayoría que realmente quiere abandonar el euro. Si no, la retórica anti europea debería ser más moderada y no tener un gran impacto en los mercados. En el caso contrario, sería razonable esperar más problemas para los activos italianos”, señala. “En cualquier caso, creemos que el aumento de las rentabilidades en otros países periféricos como España o Portugal es en cierta medida exagerado. Las instituciones europeas ahora tienen herramientas como el ESM para contener los riesgos de contagio de Italia a otros países, siempre que éstos respeten y cumplan con las reglas del euro. Sobre todo, porque el compromiso político de estos países con el euro y las instituciones de la Unión Europea sigue siendo fuerte”, concluye.