Es el caso de Greg Meier, US Investment Strategist Vice President de Allianz Global Investors, que defiende su apuesta por la gestión activa apoyándose en tres pilares principales: la evaluación justa de una estrategia de inversión debe cubrir un ciclo completo de mercado; el desembarco en ‘lo pasivo’ es preocupante debido a la forma en […]
Dirigentes Digital
| 07 nov 2016
Es el caso de Greg Meier, US Investment Strategist Vice President de Allianz Global Investors, que defiende su apuesta por la gestión activa apoyándose en tres pilares principales: la evaluación justa de una estrategia de inversión debe cubrir un ciclo completo de mercado; el desembarco en ‘lo pasivo’ es preocupante debido a la forma en que se emplean los instrumentos de inversión; y, finalmente, los beneficios que para estas últimas operativas suponen las políticas actuales de los bancos centrales. Sobre el primer aspecto apunta que un estudio elaborado en 2012 por Robert Baird muestra que mientras el 59% de los gestores añade valor en un año, el 73% lo hace en cinco. Esto es clave, explica, porque el “S&P 500 no ha experimentado un mercado bajista en los siete años y medio que han pasado desde el fin de la crisis (…) la recuperación de la Gran Recesión equivale ahora a la cuarta expansión económica más larga de Estados Unidos y a la segunda mayor escalada del selectivo de la historia”. Y esto, añade, significa que “desde que el mercado iniciará su andadura al alza en marzo de 2009, la marea creciente que ha impulsado los activos de riesgo ha reducido, simultáneamente, la necesidad de protección ante los descensos, un área en la que la gestión activa ha demostrado históricamente su experiencia”. Así las cosas, Meier afirma tajante: “Creemos firmemente que el análisis de los fundamentales corporativos hace que los gestores activos estén mejor preparados para prevenir y navegar las tormentas que oscurecen el horizonte (…) cuando los mercados se vuelven turbulentos los vehículos pasivos no sólo poseen la desventaja del índice al que están vinculados, sino que rendirán por debajo incluso de esas pérdidas al tener que contabilidad honorarios”. En segundo lugar muestra su preocupación por los instrumentos de inversión pasiva: “Con frecuencia se compran fondos de índice por razones tácticas en lugar de estratégicas, lo que significa que los inversores esperan moverse dentro y fuera de las distintas posiciones rápidamente. Pero cuando la volatilidad manda, no siempre hay la liquidez suficiente para hacerlo”. Un buen ejemplo, detalla, es el flash crash de agosto de 2015, cuando el Dow Jones perdió en segundos 1.000 puntos. Finalmente, subraya que “los gestores pasivos se han beneficiado de un estímulo monetario sin precedente por parte de los bancos centrales de todo el mundo”. Inyecciones masivas de liquidez que han “dado lugar a un aumento de las correlaciones entre activos”. Y esto es importante, porque cuando éstas son bajas “los valores tienden a moverse basándose más en sus fundamentales”. En este sentido, reconoce que es “alentador” ver como las autoridades monetarias comienzan la normalización de sus políticas (Fed) o están considerando hacerlo (BCE o BoJ). “La reducción de esta flexibilización es una parte natural del ciclo económico: amortiguará las correlaciones entre activos y apoyará aún más el argumento de apostar por la gestión activa”. Rentabilidad y confianza a largo plazo Según datos del último Observatorio Inverco, apenas uno de cada tres partícipes en fondos de inversión sabe quién gestiona su dinero, y sólo un 9% piensa que la gestión profesional es una ventaja de los fondos frente a otros instrumentos de inversión y ahorro. De hecho, el 47% atribuye las tareas de gestión al comercial o al responsable de la entidad en la que lo suscribió, el 7% que piensa que lo hace un asesor independiente y el 12% que lo desconoce por completo. Es más, el desconocimiento sobre quién realiza las inversiones del fondo en el que se participa es directamente proporcional al perfil del inversor. Así, un 48% de los partícipes con perfiles dinámicos atribuyen la gestión a un equipo de gestores profesionales, mientras que sólo lo hacen un 37% de los moderados y un alarmante 22% de los conservadores. Frente a ello, María Vázquez, consejera delegada de Quadriga, recuerda que “en un entorno de tipos de interés muy bajos y sin los depósitos extra-remunerados, la gestión personalizada resulta más atractiva”. Concretamente, considera que “el valor de las gestoras independientes en este entorno, centradas en exclusiva en gestionar la rentabilidad de los fondos, está en saber ver la luz en el caos, aplicar ese talento a definir la estrategia y ejecutar las decisiones adecuadas y hacer crecer el dinero de los partícipes. Los ahorradores deben tomar las riendas de su futuro y exigir ganar dinero. La gestión activa es la clave para poder hacerlo a largo plazo”.