En torno a la inversión sostenible existen más mitos que sobre cualquier otro estilo de inversión. Quizás el primero y más importante de ellos sea la idea de que esta modalidad implica sacrificar rentabilidad: renunciar al rendimiento algún tipo de ideal supuesto. Bueno, ¿de dónde viene este mito de la rentabilidad inferior? En parte, se […]
Dirigentes Digital
| 23 ene 2018
En torno a la inversión sostenible existen más mitos que sobre cualquier otro estilo de inversión. Quizás el primero y más importante de ellos sea la idea de que esta modalidad implica sacrificar rentabilidad: renunciar al rendimiento algún tipo de ideal supuesto. Bueno, ¿de dónde viene este mito de la rentabilidad inferior? En parte, se debe a que, en ciertos casos, adoptar un enfoque sostenible precisa de una inversión; cuesta dinero llevarlo a la práctica. Por ejemplo, las empresas de energía que se reorientan hacia las renovables deben invertir millones en nuevas infraestructuras. Abastecerse en productos con proveedores que pagan salarios dignos a sus trabajadores, conlleva un aumento de costes. Y, en un terreno algo menos tangible, una empresa con escasa diversidad en su plantilla puede tener que recurrir a consultores externos, para labores de selección, por ejemplo, lo que incrementa sus costes y erosiona sus beneficios a corto plazo. En teoría, esto podría suponer que las empresas que se toman en serio la sostenibilidad ofrecen una rentabilidad marcadamente inferior. Pero normalmente sucede justo lo contrario: se ha demostrado que la adopción de principios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ASG) por parte de las empresas y de los inversores, puede de hecho potenciar la rentabilidad. Esto se debe fundamentalmente a que permite reducir riesgos, ya que en estos tres campos el nivel de exigencia ha aumentado, debido a la necesidad de combatir el cambio climático y las conductas empresariales indebidas. En qué medida esto puede agregar valor en lugar de reducirlo quedó demostrado en un estudio realizado en 2015, “From the Stockholder to the Stakeholder: How Sustainability Can Drive Financial Outperformance” (De accionista a parte interesada: Cómo la sostenibilidad puede potenciar la rentabilidad financiera relativa) por la Universidad de Oxford y Arabesque Partners. En él se examinaron más de 200 fuentes, desde estudios académicos hasta informes del sector, pasando por libros y artículos de prensa, y la conclusión fue que “el 80% de los estudios analizados evidencian que la adopción de prácticas prudentes en materia de sostenibilidad ejerce un efecto positivo sobre la rentabilidad de la inversión.” Concentración en las cuestiones ASG que realmente importan Lo esencial a la hora de mejorar los procesos de decisión incorporando a los mismos información ASG es adoptar siempre una perspectiva inversora, es decir, analizar únicamente aquellos aspectos que tengan relevancia financiera; esto es, los que pertenecen al núcleo de un negocio. En otras palabras, es preciso concentrarse en analizar los aspectos ASG que tengan una repercusión financiera directa sobre los resultados de una empresa a largo plazo y que, por consiguiente, se trasladan a la rentabilidad de nuestra inversión en ella. En el caso de una empresa de servicios públicos de suministro, estaríamos hablando de cuestiones relativas a la eficiencia energética de sus operaciones, o de su estrategia para la transición energética. Para una entidad bancaria, habría que fijarse en sus prácticas de gobierno corporativo, su cultura de gestión de riesgos y la transparencia y buena gestión de sus productos. Las investigaciones demuestran que todo esto marca la diferencia: en un estudio realizado en 2015 por Harvard Business School se identificó por primera vez una relación directa entre la mejora de las prácticas empresariales en cuestiones ASG importantes, junto con la publicación de información sobre las mismas, y la evolución al alza de la cotización de sus acciones. En la publicación, titulada “Corporate Sustainability: First Evidence on Materiality” (Sostenibilidad empresarial: primera evidencia de sustancialidad), se mostraba claramente cómo las correspondientes ventajas financieras se trasladaban al valor patrimonial2. Por otra parte, la adopción de criterios ASG puede generar oportunidades, y reducir riesgos. Por ejemplo, la proliferación de los vehículos eléctricos ha dado lugar a oportunidades de inversión tanto en el segmento de empresas de automoción como en el de sus proveedores, como sucede con los productores de nuevos materiales inteligentes, tales como el litio de las baterías. A su vez, los efectos de la adopción de criterios ASG sobre la reducción de riesgos queda patente en la identificación de posibles problemas de cadena de suministro en negocios basados en mano de obra barata, como la moda textil o los artículos de venta al por menor. Esto permite a los inversores “separar el grano de la paja” a la hora de decidir qué acciones o bonos comprar, adoptando un enfoque de “el mejor de cada categoría”. Transformación de los modelos de negocio En conjunto, existen cada vez más evidencias que demuestran que las empresas que trabajan hoy por ser más sostenibles van a poder cosechar los resultados de ello en el futuro, preservando incluso su existencia. Las empresas petroleras, por ejemplo, están cambiando poco a poco sus modelos de negocio para sustituir los combustibles fósiles por energías renovables, los fabricantes de vehículos apuestan por el coche eléctrico, y las empresas de consumo están recurriendo únicamente a proveedores capaces de acreditar su respeto por los derechos humanos. Si continúan implantándose las restricciones a las emisiones de carbono, las empresas que actualmente trabajan para reducir su huella se encontrarán mejor posicionadas de cara a los futuros regímenes reguladores o gubernamentales. Esta cuestión reviste ya gran importancia para las inmobiliarias, así como para la práctica totalidad de las empresas de servicios públicos de suministro. Entre tanto, el aumento de la eficiencia que hoy en día se está consiguiendo conlleva una reducción de costes y un incremento de los beneficios. En esencia, tener en cuenta aspectos relacionados con la sostenibilidad hace que las decisiones de inversión que se tomen se encuentren mejor fundamentadas, lo que a largo plazo se traducirá en una mejora de la rentabilidad. Por todo ello, Robeco tiene la firme convicción de que funciona, y ha integrado el análisis ASG en los procesos de inversión de sus estrategias de renta fija y variable, tanto cuantitativas como fundamentales. Masja Zandbergen es responsable de integración de criterios ASG (Ambientales, Sociales, Gobierno Corporativo) de Robeco.