La renta fija es uno de los activos que parecía olvidado pero que realmente nunca se fue. Es un vehículo necesario en la diversificación de las carteras con el fin de manejar el riesgo de la menor manera posible. Más aún cuando la relativa calma que tenemos en estos momentos puede preceder a las tempestades […]
Dirigentes Digital
| 14 jun 2017
La renta fija es uno de los activos que parecía olvidado pero que realmente nunca se fue. Es un vehículo necesario en la diversificación de las carteras con el fin de manejar el riesgo de la menor manera posible. Más aún cuando la relativa calma que tenemos en estos momentos puede preceder a las tempestades como hemos visto en otras ocasiones. Siguiendo esta línea, los últimos datos del flujo de los fondos de inversión muestran que los inversores siguen teniendo un mayor apetito por el riesgo y también por la renta fija. Un espectro en el mundo de los mercados que parecía golpeados años atrás y que con las perspectivas sobre las políticas de los bancos centrales está cambiando ligeramente. Según los datos ofrecidos por Imantia las familias de renta fija y riesgo, cerraron el mes con un crecimiento conjunto de 3,84 mil millones de euros. Dentro de estos últimos, destacaron los fondos mixtos de renta fija que se convirtieron en la categoría con mejor comportamiento patrimonial en términos netos al sumar 1,74 mil millones a los 5,32 mil millones ya captados durante el primer cuatrimestre del año. En este sentido, con todo el interés que está captando con estas nuevas bases que tenemos en el entorno de los mercados, los expertos de Fidelity ven como buena opción la apuesta por la renta fija de Estados Unidos para proteger la cartera ante nuevos peligros. Los Treasuries americanos registraron otro mes de rentabilidades positivas, ayudados por la continua incertidumbre en torno al alcance y los plazos de la reforma fiscal en Estados Unidos y una serie de datos decepcionantes. Según estos expertos, a los niveles actuales, podría decirse que la apuesta por Trump, que hizo que los tipos de los bonos del Tesoro de EE.UU. a diez años subieran hasta el 2,6% a comienzos de año, “ha dejado de reflejarse en las cotizaciones”. Aunque las valoraciones y el posicionamiento del mercado se han normalizado durante los últimos meses, “seguimos teniendo una visión favorable sobre la duración estadounidense, ya que han comenzado a aparecer obstáculos para el crecimiento, y los rendimientos, de EE.UU.” Las presiones inflacionistas han disminuido ligeramente, aunque la reciente ampliación de los recortes de producción de la OPEP debería dar algo de apoyo a corto plazo a los precios de las materias primas, valoran desde Fidelity. Además, el ‘endurecimiento regulatorio’ que está produciéndose en China, así como los persistentes riesgos geopolíticos, “podrían tener un efecto dominó negativo en los precios de los activos en todo el mundo”. Así pues, las políticas adoptadas por la Reserva Federal, con más endurecimiento monetario, no parece que “vaya a cambiar la dinámica de los bonos del Tesoro de EE.UU. y esperamos que la Reserva Federal adopte un enfoque muy cauteloso para evitar otro taper tantrum”. Ahora que la mayoría de los activos de riesgo cotizan en máximos de varios años, “el margen de error es limitado y la duración estadounidense ofrece una protección muy bienvenida en este entorno”.