Brasil vive un momento económico y social complicado. Y es que, el segundo mandato de Dilma Rousseff no está siendo sencillo. A los problemas económicos del país, la presidenta del país debe sumar el escándalo de corrupción que gira entorno a Petrobras, la mayor empresa estatal de Latinoamérica. Tal es el descontento de los brasileños […]
Dirigentes Digital
| 08 jul 2015
Brasil vive un momento económico y social complicado. Y es que, el segundo mandato de Dilma Rousseff no está siendo sencillo. A los problemas económicos del país, la presidenta del país debe sumar el escándalo de corrupción que gira entorno a Petrobras, la mayor empresa estatal de Latinoamérica.
Tal es el descontento de los brasileños que, decidieron salir a la calle para protestar contra el Gobierno de Dilma Rousseff y contra el Partido de los Trabajadores, en el que ella milita. Bajo eslóganes como "Vete ya, Dilma", los brasileños demostraron en la calle lo que reflejan las encuestas. Y es que, según el diario local Folha de Sao Paulo, el 63% de la población quiere que Rousseff deje el cargo.
En este mismo diario, Rousseff ha querido dejar claro que, a pesar de los últimos rumores que apuntan a que la oposición podría pedir sus destitución, no está dispuesta a dejar que eso ocurra.
"No voy a caer, eso lo tengo muy claro"
La presidenta del Gobierno ha asegurado no piensa sufrir una destitución parlamentaria tras declarar que "no voy a caer, eso lo tengo muy claro". Además, Rousseff matizó que "las personas caen cuando están dispuestas a caer y yo no lo estoy. No hay base para ello".
En otra parte de la entrevista, la dirigente acusa a ciertos sectores de la oposición de ser "un tanto golpistas", subrayando que "si hay una cosa a la que no le tengo miedo es a eso (a la destitución). No cuentes con que me vaya a poner nerviosa, con miedo. No me .
Salpicada por el caso Petrobras
La corrupción en la mayor empresa pública de Brasil salpicó de lleno en la campaña presidencial cuando se conoció que varias constructoras socias de Petrobras pagaban un 3% de sus contratos a una red para sobornar a políticos. Además, la polémica se agudizó cuando el ex director de Abastecimiento de Petrobras, Paulo Roberto Costa (que ejerció el cargo desde 2004 hasta 2012) reconocía una red de corrupción que cobraba comisiones sobre contratos de la compañía.
Costa, que fue arrestado en 2013 y actualmente se encuentra en prisión mientras es investigado por esta trama, señaló a varios miembros del Partido de los Trabajadores. El último capítulo se dio a mediados de enero cuando el ex director del área internacional, Nestor Cerveró, fue arrestado en Río de Janeiro por su presunta implicación en la operación Lava Jato.
Cerveró dirigió el área internacional de Petrobras entre en 2003 y 2008 y se le considera uno de los responsables de la polémica compra en 2006 de una refinería en Pasadena, Estados Unidos. Esta operación generó un agujero económico de 792 millones de dólares a la petrolera brasileña por lo que siempre ha estado en entredicho.
Aunque Petrobras la compró por 360 millones de dólares, Astra se había hecho con ella por poco más de 42 millones sólo un año antes. La presidenta brasileña Dilma Rousseff, que en esa época era presidenta del Consejo de Administración de la compañía, también se vio envuelta en la polémica.