Finales de 2014. Nombres como García Paramés, Iván Martín o Firmino Morgado removían la industria de la gestión de activos al abandonar las firmas en las que se habían alzado como gestores estrella. Por no hablar del terremoto causado también por aquellas fechas por Bill Gross, el rey de los bonos en Pimco. "La salida […]
Dirigentes Digital
| 05 abr 2016
Finales de 2014. Nombres como García Paramés, Iván Martín o Firmino Morgado removían la industria de la gestión de activos al abandonar las firmas en las que se habían alzado como gestores estrella. Por no hablar del terremoto causado también por aquellas fechas por Bill Gross, el rey de los bonos en Pimco.
"La salida del gestor estrella a menudo significa la muerte del fondo", recordaba por aquel entonces Victoria Torre desde Self Bank en un análisis sobre la situación en el sector. Y ponía como ejemplo el caso que se dio en 2007 con el fondo insignia de Fonditel, Velociraptor, que sufrió importantes reembolsos tras la marcha de su gestor estrella Cristóbal Thomas de Carranza. "No obstante, no siempre tiene que ser así y, en algunos casos, el fondo puede mantener o incluso mejorar su buen comportamiento. Es el caso, por ejemplo, del Metavalor, fondo que sigue manteniendo un excelente track record tras la marcha del gestor Gonzalo Lardies en 2007, a quien le sucedió Guillermo Escribano, entonces cogestor del fondo, que a su vez se fue en 2012 para dejar el puesto a Javier Ruiz", recuerda.
Pero es cierto que los últimos casos de ‘fuga’ de gestores estrella han evidenciado que, por lo general, sus inversores les siguen en sus nuevas aventuras profesionales. El informe Rethinking reward as asset management moves centre stage elaborado por PwC, indica que "la cultura del gestor estrella se diluirá para que las entidades se centren en la plnificación de la sucesión, con un mayor énfasis en las decisiones de equipo y los resultados, que se reflejarán en las estructuras de compensación", indican los expertos.
En este sentido, y según indican, los bonus para los gestores de activos como porcentaje de los ingresos de las gestoras se reducirá al 35% para 2020, desde un máximo del 45%. Y todo pese al crecimiento estimado para los activos bajo gestión, que pasarán de 64 billones de dólares a 102 billones en el mismo periodo.
"Esperamos un movimiento que aleje la cultura del gestor de estrella hacia incentivos basados en el equipo, algo que a su vez debería tener un impacto positivo en la reputación de la industria, además de mitigas los riesgos que suponen las salidas de profesionales de elevado perfil de las firmas", explica Tim Wright, socio de PwC.
Para el experto, en una industria en la que "el activo más valioso y costoso son sus profesionales, con las compensaciones representando el 60% de los costes totales, las estructuras salariales de los gestores tendrán que adaptarse para que coincida con la evolución de la industria y el aumento de los costes y la presión sobre las comisiones". Para los expertos, a medida que las gestoras sigan creciendo y moviéndose en áreas tradicionalmente dominadas por los bancos, "el sueldo de los gestores de activos, inevitablemente, estará cada vez más bajo el escrutinio de los reguladores y partícipes".