La primera mitad de este turbulento 2015, que trajo consigo la escalada de las tensiones en Grecia que se asomó al precipicio (aunque logró no caer al vacío), así como el comienzo del programa de compras de deuda (QE) del Banco Central Europeo (BCE), fue positiva para los balances de las entidades financieras españolas. Sin […]
Dirigentes Digital
| 09 oct 2015
La primera mitad de este turbulento 2015, que trajo consigo la escalada de las tensiones en Grecia que se asomó al precipicio (aunque logró no caer al vacío), así como el comienzo del programa de compras de deuda (QE) del Banco Central Europeo (BCE), fue positiva para los balances de las entidades financieras españolas.
Sin embargo, la reacción en Bolsa no acompañó a estas cuentas que mostraron una "recuperación de los ingresos básicos, margen de intereses más comisiones netas, a pesar de que se advierte una aceleración en el deterioro del rendimiento de los activos, tanto de la inversión crediticia como de la cartera de renta fija. Y es que, el ajuste del coste del pasivo sigue jugando un papel crucial que permite compensar dicho deterioro", en palabras de Renta 4.
Ahora, ante las cuentas de los nueve primeros meses del año, el foco se centra en el impacto que el debilitamiento de los mercados emergentes ha tenido (y tendrá) en la banca española, muy expuesta especialmente a Latinoamérica. Y, en concreto, a Brasil, pues las entidades tienen cerca de 140.000 millones de dólares en deuda del país.
Por ello, Philippe Chaumel, gestor y socio director de Rothschild & Cie Gestion, escoge a Banco Popular y CaixaBank por su potencial, valoración y, sobre todo, porque no quieren exposición alguna a los países en desarrollo.
Sin catalizadores para el segundo semestre
Más allá de los "vientos en contra" externos, Renta 4 advierte sobre el segundo semestre más débil, pues "la corrección del coste del pasivo minorista y mayorista seguirá constituyendo la base de un margen de intereses que esperamos mantenga una senda de crecimiento en términos interanuales, aunque ‘flojo’ en comparativa trimestral sin descartar una evolución negativa".
De cara a 2016, la firma prevé que "la mejora del margen de intereses sea el talón de Aquiles de la banca, una vez que el recorrido del ajuste del coste del pasivo sea menor y todo quede supeditado al incremento de la rentabilidad del activo y de volúmenes". En este sentido, y con el objetivo de mejorar la rentabilidad, consideran que "los movimientos corporativos serán un factor importante en el medio/largo plazo, para lograr una mayor diversificación ya sea geográfica o de mix de negocio. Unas operaciones que sugieren un riesgo de ampliaciones de capital en un contexto donde entendemos que el pago en efectivo no será la primera opción".
Con todo, no observan "catalizadores para la segunda mitad del año en el sector, por lo que nos mantendríamos al margen a pesar de las recientes caídas, a la espera de que se disipen las dudas sobre la rentabilidad y se vea una evolución más sostenida de los ingresos básicos y menor dependencia de los ROF".
Deberes hechos y tareas pendientes
Marco Troiano, analista de Scope, habla de renacimiento de la banca española en los últimos tiempos, ante la eliminación de préstamos dudosos a "velocidad récord" desde comienzos de 2014. Un proceso que espera se acelere aún más: "El volumen de activos impagados podría descender alrededor de un 22% a finales de año en comparación con el año anterior, un 31% menos que los máximos alcanzados tras el estallido de la crisis financiera".
Con todo, a pesar de su visión optimista, la firma cree que aún es pronto para asegurar que "todo está limpio: los bancos españoles todavía necesitan sanear sus balances, de lo contrario, los préstamos impagados podrían ser un riesgo en la próxima desaceleración cíclica". Esto se puede aplicar especialmente a aquellos con un foco doméstico y una escasa actividad internacional.
"Los desequilibrios macroeconómicos también representan un riesgo, con la deuda nacional española superando el PIB. Los efectos del déficit por cuenta corriente durante años también tendrán sus consecuencias, advierte Troiano: "A medio plazo esos riesgos dañarán las perspectivas de crecimiento y crearán problemas para los bancos que no se hayan preparado de forma adecuada.