“¡Nos llaman bárbaros!”. “¡Hay que defender la soberanía nacional!”. “El presidente está influenciado por intereses extranjeros”. La jornada del domingo en Italia detonó la mayor crisis institucional de Italia en años y arrastró un gobierno de coalición antes de su formación. Movimiento 5 Estrellas y la Liga no tardaron en volverse contra la Presidencia de […]
Dirigentes Digital
| 27 may 2018
“¡Nos llaman bárbaros!”. “¡Hay que defender la soberanía nacional!”. “El presidente está influenciado por intereses extranjeros”. La jornada del domingo en Italia detonó la mayor crisis institucional de Italia en años y arrastró un gobierno de coalición antes de su formación. Movimiento 5 Estrellas y la Liga no tardaron en volverse contra la Presidencia de la República acusándolo de ceder a las presiones europeas. El Jefe de Estado, Sergio Mattarella, rechazó la candidatura de Paolo Savona para convertirse en Ministro de Economía. Ante el bloqueo, el jurista outsider Giuseppe Conte renunció a formar el gobierno que Movimiento 5 Estrellas y la Liga habían pactado. Iba a ser el número 65 de Italia en los últimos 70 años, pero saltó por los aires. Duró apenas cuatro días, sin siquiera formarse. Savona, un economista euroescéptico de 81 años conocido por sus posturas contrarias al euro, era el hombre del 5 Estrellas para la cartera de Economía, pero fue bloqueado por el Presidente de la República en el uso de sus competencias constitucionales. Su llegada aterraba a Bruselas y a capitales como Berlín o París, por el desafío directo a la arquitectura europea que suponen sus tesis económicas, y los inversores extranjeros presionaban cada vez más en el mercado a la deuda soberana italiana. Italia avanza hacia su tercer gobierno tecnócrata en los últimos siete años, incluidos cinco primeros ministros en total, o a un adelanto electoral para este otoño. El enfrentamiento es total entre los dos partidos que ganaron las elecciones a principios de marzo y el establishment político italiano y europeo. 5 Estrellas pide el impeachment de Mattarella porque dice su líder, Luigio Di Magio, que “es verdaderamente difícil creer a los poderes del Estado”; su homólogo en La Liga, Mateo Salvini, denuncia “las presiones de un comisario europeo y los insultos en la prensa alemana o francesa” que han impedido “un país fuerte con menos impuestos, más trabajo, menos ilegales”. Los xenófobos Fratelli d’Italia dicen que son “una nación con su soberanía limitada” y acusan al Presidente de estar “influenciado por intereses extranjeros”. En Bruselas las luces de alarma llevan mucho tiempo encendidas por Italia. En privado, desde los resultados de los comicios parlamentarios, se habla de preocupación, incertidumbre o cuidado para referirse a un país fundador de la UE y a la tercera economía de la zona euro. Italia es el enfermo de Europa por su inestabilidad política, su parálisis reformista y porque sus cuentas asustan. Es, después de Grecia, el segundo país de la UE por endeudamiento, con una ratio sobre PIB superior al 130%. El programa económico que traía el nuevo gobierno significaba un gasto adicional superior a los 120.000 millones de euros, al incluir también una rebaja fiscal con una tasa sobre la renta del 15 o 20% y deducciones para las familias según sus ingresos. Y eso que la Comisión Europea ya había alertado en sus últimas Country Specific Recomendations, el documento con recomendaciones en políticas social y de empleo, sobre el endeudamiento del país. “Italia está experimentando desequilibrios macroeconómicos excesivos, en particular, la alta deuda gubernamental y la dinámica prolongada de productividad débil implican riesgos de importancia transfronteriza”, según sus análisis. Alto y claro: los altos niveles de endeudamiento y los problemas laborales italianos son un peligro interno y también para el resto de la eurozona. ¿Es Italia la nueva Grecia? La pregunta circula en Bruselas desde hace tiempo. Espantaba un gobierno euroescéptico entre el Movimiento 5 Estrellas y La Liga por el programa económico que pilotaría Savona. Propuestas como la renta universal, frenar la subida de la edad de jubilación o “redefinir la misión y los objetivos” del banco Monte dei Paschi, controlado por el Estado italiano en un 70%, sonaban a las políticas con las que Syriza desafió a la UE en 2015. Marcha atrás en las reformas exigidas por la UE y más gasto público. ¿La inmensa montaña de deuda pública de Italia puede convertirse en un problema para la zona euro similar al de Grecia en 2010? Para el Ministro de Economía francés, Bruno Le Maire, sí. Si Italia no cumple con sus obligaciones, “la eurozona se verá amenazada”, dijo el galo. La semana pasada, durante la reunión de los Ministros de Economía de la zona euro, el Eurogrupo, el representante de Malta, Edward Scicluna, habló directamente de estos miedos y atacó al programa económico del gobierno en gestación como un riesgo para la sostenibilidad de las finanzas públicas. “A ver si tienen reformas concretas y consiguen de nuevo el crecimiento”, señaló Scicluna, “o si por el contrario todo se basa en gasto, pedir prestado y más gasto, porque entonces por desgracia estaríamos de nuevo haciendo como en Grecia”. La semana pasada la prima de riesgo italiana tocó los 200 puntos por primera desde junio de 2017 y el índice bursátil de su banca cayó a mínimos de once meses por estos miedos. Pero todo ha sido posible durante un fin de semana y el temor económico se ha convertido en fractura institucional. El 5 Estrellas quiere derribar ya al Presidente de la República y en La Liga hablan de “defender la soberanía. Italia ante el abismo.