Toshiba intenta, sin mucho éxito, recuperarse del escándalo contable que ha acabado con un tercio del valor de sus acciones. Esta pérdida es la consecuencia de las malas prácticas económicas llevadas a cabo durante siete años por la ex cúpula directiva de la compañía. Estos dirigentes reportaron año tras año una contabilidad incorrecta, que se […]
Dirigentes Digital
| 08 sep 2015
Toshiba intenta, sin mucho éxito, recuperarse del escándalo contable que ha acabado con un tercio del valor de sus acciones. Esta pérdida es la consecuencia de las malas prácticas económicas llevadas a cabo durante siete años por la ex cúpula directiva de la compañía. Estos dirigentes reportaron año tras año una contabilidad incorrecta, que se extendió prácticamente por todas las áreas de negocios del conglomerado, desde los semiconductores al nuclear, ya que formaba parte de la "cultura corporativa" de Toshiba, según comentaron fuentes a Reuters.
Este, que es uno de los mayores escándalos financiero de Japón, ha obligado a la compañía tecnológica a revisar a la baja su beneficio operativo de las últimos 5 años en más de 150.000 millones de yenes (unos 1.106 millones de euros).
Ahora, y bajo el mandato de Masashi Muromachi, que asumió el cargo tras la dimisión del anterior CEO Hisao Tanaka, Toshiba ha reconocido haber inflado sus beneficios en los últimos siete años en casi 2.000 millones de dólares.
En el año fiscal que terminó en marzo, el grupo industrial nipón, que también fabrica televisiones y portátiles, registró unas pérdidas netas de 37.830 millones de yenes (285 millones de euros), tras haber tenido unos beneficios de 60.240 millones de yenes (451 millones de yenes) el año anterior. Además, los beneficios operativos cayeron un 34% con respecto al año anterior hasta 170.000 millones de yenes (1.270 millones de euros), mientras los ingresos aumentaron un 2,6%.
Antes de que estallara al escándalo, la empresa había pronosticado unos beneficios, que ahora se conoce que no eran reales, de casi 900 millones de euros, 120.000 millones de yenes.
Aunque la empresa no ha publicado sus previsiones para el presente año financiero, todo apunta a que dará a conocer sus resultados del primer trimestre el próximo 14 de septiembre.
La compañía que se ha disculpado con los inversores, está trabajando en evitar nuevas irregularidades en la contabilidad. De hecho, acaba de vender la compañía finlandesa Kone, en un intento de equilibrar los libros de cuentas. La venta de esta participación del 4,6% en Kone ha reportado unos ingresos de 942 millones de dólares (845 millones de euros) a Toshiba.
Otra de las medidas que ha tomado el grupo asiático para intentar ‘encauzar’ su rumbo ha sido el nombramiento de siete directivos externos en su nueva junta de accionistas. Tal y como publicó hace pocas semanas el diario Nikkei.
A pesar de estos esfuerzos, la gran dimensión del delito cometido por los ex directivos hace que los inversores opinen que la compañía debería hacer aún más para disipar las dudas sobre su negocio de semiconductores y de energía nuclear. Masashi Muromachi, que se hizo cargo de la presidencia del grupo el pasado mes de julio, aseguró, en in intento de tranquilizar al mercado, que la compañía se replanteará objetivos de negocios que se había marcado antes para sectores como el sanitario, en su intento de recuperar la confianza de estos.
El ministro de Finanzas de Japón, Taro Aso, también quiso pronunciarse sobre los hechos, y declaró que las irregularidades contables de Toshiba eran "muy lamentables". Desde el Gobierno están muy preocupados con lo ocurrido ya que creen que el caso podría socavar la confianza internacional en la disciplina empresarial del país.
El gobierno japonés está haciendo importantes esfuerzos por recuperar la confianza de los inversores globales con mejor institucionalidad corporativa desde que el escándalo Olympus salió a la luz (Esta empresa ocultó perdidas por valor de 1.700 millones de dólares en 2011).