Todas las fuerzas políticas se emplazaron para esta semana para retomar el diálogo y
evitar unas nuevas elecciones. Pero
los vetos cruzados están impidiendo tan siquiera sentarse a hablar. La alianza de PSOE y Ciudadanos para mantener su acuerdo vigente y negociar de manera conjunta está siendo rechazada por PP y Podemos con lo que ha quedado bloqueado cualquier posibilidad de entendimiento.
El PSOE ha tomado la iniciativa enviando una carta a los grupos parlamentarios del PP, Podemos y sus confluencias, PNV y Compromís para mantener una ronda de reuniones para la investidura, con Sánchez y Rivera. Las formaciones no han dado respuesta formal pero ya han insinuado que la rechazarán sobre todo, PP y Podemos.
Los populares insisten que abrirán el diálogo pero de manera individual con Sánchez y Rivera. Así lo ha anunciado Pablo Casado, vicesecretario de Comunicación, y será con un "folio en blanco", sin las condiciones del acuerdo pactado entre socialistas y Ciudadanos. El partido defiende reuniones cara a cara de los líderes, pero hoy Antonio Hernando, portavoz del PSOE en el Congreso, ya ha indicado que la misiva enviada convoca a los equipos negociadores para iniciar las negociaciones.
Pese al esfuerzo de mantenerse juntos PSOE y Ciudadanos hoy han aparecido las primeras fisuras con las palabras de Rivera en una entrevista ha subrayado que el pacto no incluye que Pedro Sánchez sea de nuevo el candidato que se someta a una nueva investidura. El líder naranja de esta manera ha querido dejar la puerta abierta para que se incorpore el PP para liderar la opción de Gobierno, aunque ha indicado que es imposible que Rajoy presida un Ejecutivo tripartito. "Sin él todo cambia", ha afirmado.
La opción que parece que ha entrado en vía muerta es la coalición de izquierda. El PSOE ha rechazado sentarse en la mesa a cuatro convocada por Podemos con PSOE, IU y Compromís para acordar un gobierno del cambio. Los socialistas han señalado que no acudirán a ninguna reunión de la que no participe su socio preferente, Ciudadanos. La iniciativa ha enfadado a IU que fueron los impulsores antes de la investidura.