Los mercados de bonos no se han equivocado, y el movimiento de la curva de tipos de los bonos del Gobierno alemán hacia una zona cada vez más negativa demuestra una mayor preferencia por la calidad y la liquidez (cualquiera que sea el precio) lo que refleja el alto nivel de estrés e incertidumbre existente. […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Los mercados de bonos no se han equivocado, y el movimiento de la curva de tipos de los bonos del Gobierno alemán hacia una zona cada vez más negativa demuestra una mayor preferencia por la calidad y la liquidez (cualquiera que sea el precio) lo que refleja el alto nivel de estrés e incertidumbre existente.
Esta noticia llega en un mal momento: las economías europeas, que han sufrido una destrucción masiva de su capacidad durante la crisis, y que desde entonces y en general, han reducido poco su deuda y se han reformado también poco, están sumidas en un bajo crecimiento y una desinflación latente que las hacen más vulnerables a un choque externo.
Además, las potenciales respuestas en términos de política económica a través de los estabilizadores automáticos parecen limitadas: los márgenes de maniobra presupuestaria en Europa están restringidos y la política monetaria no puede hacerlo todo por sí sola. Más allá de las consecuencias macroeconómicas, el shock político es violento y envía un mensaje muy negativo capaz de generar muchos interrogantes sobre la voluntad y la capacidad de los líderes de Europa para volver a dar sentido a la construcción europea, de facto amputada y debilitada.
En un contexto de próximas elecciones generales en Francia y Alemania en 2017, los líderes actuales de ambos países (motores históricos de la Unión Europea) carecerían a corto plazo de la legitimidad necesaria para llevar a cabo iniciativas relevantes. El proceso de ‘divorcio’, que comenzará una vez sea invocado el artículo 50, también será una prueba para la resistencia franco-alemana, ya que incluso la futura negociación con el Reino Unido está provocando la aparición de líneas de fractura entre los dos países.
Sin querer pintar demasiado negro el panorama, es evidente que estamos entrando en una zona de turbulencias que debería conducir, lógicamente, a una aún mayor presencia de los bancos centrales. La represión financiera que nos acompaña desde la última crisis va a reforzarse en la Zona Euro, con tipos cada vez más bajos y durante más tiempo. La búsqueda de rentabilidad, máxima de los inversores, favorecerá a todas las clases de activos de renta fija que ofrezcan una remuneración adicional, pero hay que tener cuidado con los fenómenos de "risk-on / risk-off " (apetito por el riesgo/aversión al riesgo) que deberían intensificarse en un entorno de incertidumbre.
Por lo tanto, en términos de la inversión en renta fija, las conclusiones que sacamos son las siguientes: