Aunque el principal soporte de la tendencia al alza del dólar es el ciclo alcista de tipos iniciado por la Reserva Federal (Fed), paradójicamente son las propias promesas fiscales y de inversión de Donald Trump, las que le han dado el último empujón para imponerse sobre el resto de divisas del mundo. Sin embargo, al […]
Dirigentes Digital
| 23 ene 2017
Aunque el principal soporte de la tendencia al alza del dólar es el ciclo alcista de tipos iniciado por la Reserva Federal (Fed), paradójicamente son las propias promesas fiscales y de inversión de Donald Trump, las que le han dado el último empujón para imponerse sobre el resto de divisas del mundo. Sin embargo, al magnate parece no gustarle: “Nuestra moneda está demasiado fuerte y eso nos está matando”, señalaba en una entrevista con The Wall Street Journal en referencia al cruce de la misma frente al yuan chino. “Puede que esta afirmación haya jugado algún papel en el reciente retroceso del dólar, pero dudamos que sea capaz de mantenerle a la baja por mucho tiempo”, apunta John Higgins, de Capital Economics. La firma explica que, para empezar, esta idea no la comparten el resto de autoridades, por lo que una intervención para debilitar al ‘billete verde’ como la de mediados de los 80 es poco probable. “Estados Unidos puede intentar hacerlo solo, pero una intervención unilateral apenas tendría ningún éxito”, apunta. Mientras tanto, recuerda, China ha estado apoyando a su moneda frente a las fugas de capital, “no impidiendo su subida. Si dejan de intervenir en respuesta a la presión norteamericana creemos que el yuan caerá mucho más de lo que ya lo ha hecho”. Por otra parte, las políticas proteccionistas del propio Trump apoyan la tesis de un dólar más fuerte; al mismo tiempo que la divergencia entre la política monetaria de Estados Unidos y el resto del mundo supone “un aliento de nueva vida para la divisa”. Con todo, Richard Woolnough, gestor de M&G Investments, advierte que “ya hemos visto cómo su enfoque directo puede influir en la economía: el ejemplo más obvio es la correlación entre su elección y la depreciación del peso mexicano”. Para el analista, como presidente, el republicano hará que los inversores “se centren de nuevo en la conexión entre las decisiones políticas y las reacciones de los activos financieros (…) Lo único que es seguro en los próximos meses es el restablecimiento de un contexto en el que los planos político y económico primarán sobre los mercados”. En este contexto, Richard Turnill, director mundial de estrategia de inversión en BlackRock, estima que la tendencia del dólar en 2017 será a apreciarse. Pero, matiza, “es probable que el ritmo de apreciación sea algo más moderado y con posibles picos de volatilidad. Un ejemplo de ello es la depreciación que sufrió tras la primera rueda de prensa de Trump desde que ganó las elecciones”. Al mismo tiempo, Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversión de Carmignac, cree que “si bien la promesa de aceleración del ciclo económico estadounidense empieza a reflejarse en los mercados de renta variable (especialmente en sus sectores más cíclicos) y en el dólar, la fortaleza de estos movimientos puede crear su propio antídoto”. Y es que, detalla, el repunte de ciclo no se remonta a la elección de Trump, sino al primer trimestre de 2016, el magnate es “tan sólo un acelerador, aunque uno muy poderoso. Como resultado, es muy posible que empiece a decaer en la segunda mitad del año”. Finalmente, Witold Bahrke, estratega macro senior de Nordea AM, alerta: “Como de costumbre, los mercados se están adelantando a los hechos y descuentan un mayor crecimiento en 2017. Sin embargo, este optimismo no puede traducirse en un mayor crecimiento en un contexto de incertidumbre generalizada. Uno de estos dos factores debe disminuir; cuanto más tiempo se mantenga la incertidumbre en niveles elevados, mayor será la probabilidad de decepción en los mercados financieros”.