Para Tsipras el día ha sido dramático. Ha tenido que ver como su Gobierno se desmorona con las dimisiones de la vicepresidenta de Finanzas y el secretario de Economía. Ha tenido que sufrir la primera huelga de funcionarios. Ha tenido que observar como la calle se vuelve en su contra con los primeros disturbios. Y […]
Dirigentes Digital
| 15 jul 2015
Para Tsipras el día ha sido dramático. Ha tenido que ver como su Gobierno se desmorona con las dimisiones de la vicepresidenta de Finanzas y el secretario de Economía. Ha tenido que sufrir la primera huelga de funcionarios. Ha tenido que observar como la calle se vuelve en su contra con los primeros disturbios. Y para colmo la mitad del partido le ha dado la espalda. Y todo ello sin que hubiera empezado el debate sobre el rescate. Tan difícil ha sido el día para el primer ministro griego que ha tenido que suplicar a su partido que le apoye en la votación, "o estamos todos juntos o será difícil que mañana siga como primer ministro", ha asegurado al Comité Central del Partido.
De poco le ha servido, 40 diputados de Syriza han roto la disciplina de partido. Un total de 32 han votado en contra, entre ellos el ex ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, y la presidenta del Parlamento, Zoe Konstandopulu. Seis se han abstenido y dos no han acudido a la votación. Pero la fuga ha sido compensada con los votos a favor de la oposición con el apoyo de Nueva Democracia, Pasok y To Potami.
La sesión ha comenzado con bastante retraso por culpa, de la presidenta del Parlamento, miembro destacado a Syriza y uno de los símbolos antiausteridad, que ha puesto todo tipo de trabas formales para que no se celebrase la sesión. La abogada le ha llegado a decir a Tsipras que le habían "comido la cabeza". "Jamás pensé que mi partido aceptara un acuerdo que añade más deuda a la que ya es ilegítima", ha dicho, "no tenemos derecho a cambiar un voto del no que nos dio".
Tsipras ha logrado cumplir con parte de los compromisos adquiridos con sus socios pero queda en una situación complicada. El primer ministro solo está sostenido por la oposición, con lo que es previsible que aguante hasta la próxima votación clave del 22 julio cuando se somete a votación el segundo paquete de reformas. Con los resultados de hoy, Syriza pierde la mayoría en el Parlamento, por lo que queda expuesto a una moción de censura.
Ahora la pelota está en el tejado de los líderes europeos alcanzar un acuerdo para desbloquear un préstamo puente que ayude a Grecia a afrontar los vencimientos de los próximos meses, incluido el reembolso al BCE de 3.500 millones del 20 de julio. En concreto, necesitará en julio 7.000 millones de euros según estimaciones de las instituciones que representan a sus acreedores. Y para mediados de agosto requerirá unos 5.000 millones de euros más para cubrir vencimientos de deuda. La Comisión Europea ha propuesto una solución temporal la concesión de un crédito puente de 7.000 millones de euros, algo que de momento está chocando con la opinión de los países más duro. Alemania propone que Atenas emita pagarés hasta que se cierre el tercer rescate.
Fuera del Congreso
Policía y manifestantes se han cruzado gases lacrimógenos y cócteles molotov delante del Parlamento griego, mientras los políticos debaten sobre más medidas de ajuste. Miles de personas se han ido acercando a la plaza Syntagma desde primera hora de la tarde para protestar contra la tramitación urgente de nuevos recortes. La manifestación convocada por sindicatos, movimientos sociales e incluso algunas facciones de Syriza ha sido multitudinaria pero no ha concentrado a tanta gente como los de la semana pasada cuando se reclamaba un voto negativo en el referéndum. Sin embargo, había muchas más fuerzas de seguridad desplegadas en la zona.