Al igual que pasó en abril en Barcelona, y en septiembre en Madrid, los taxistas valencianos han empezando a movilizarse en contra de Uber. Después de muchos meses de preocupación por su aterrizaje, han terminado asumiendo, como así ha sido al final, que se iba a terminar implantando sin poder evitarlo. Ante la situación solo […]
Dirigentes Digital
| 30 oct 2014
Al igual que pasó en abril en Barcelona, y en septiembre en Madrid, los taxistas valencianos han empezando a movilizarse en contra de Uber. Después de muchos meses de preocupación por su aterrizaje, han terminado asumiendo, como así ha sido al final, que se iba a terminar implantando sin poder evitarlo.
Ante la situación solo les ha quedado pedir a a Administración "agilidad" para frenar la aplicación, a la que acusan de practicar una "competencia desleal". Por su parte, la Consejería de Infraestructuras aseguró que vigilará mucho la actividad a la espera de que sea regulada por el Gobierno. Sin embargo, y viendo como se están desarrollando los acontecimientos en Madrid, a estos taxistas no les queda mucha esperanza.
Como también ha ocurrido en el resto de lugares, Uber ha aterrizado en Valencia con polémica, ya que la consejería de Infraestructuras de la Generalitat Valenciana aseguran que oficialmente no han recibido ninguna comunicación por parte de la compañía norteamericana del inicio de sus actividades. Un detalle importante, ya que si un inspector de la Consejería localiza a un vehículo adscrito a Uber trasladando a una persona sin la correspondiente tarjeta de transportes se expondría a una sanción grave.
Aunque el responsable de la plataforma en España, Carles Lloret ha explicado que Uber conecta en tiempo real a conductores y pasajeros, de forma que ambos "comparten costes". La Consejería de Infraestructuras tiene la intención de exigir a Uber los mismos requerimientos que a una empresa de transportes cualquiera: licencias, exámenes de capacitación y visado, al igual que ha hecho la consejería de transportes madrileña.
La app, que empezó a funcionar en California en 2010, basa su negocio en el cobro al pasajero del 20% del coste del servicio, de modo que el 80% restante es para el conductor. "La aplicación no tiene publicidad, los beneficios de Uber proceden del cobro del 20%, necesario para mantener la tecnología. El funcionamiento es totalmente electrónico, el usuario debe introducir los datos de su tarjeta de crédito, de forma que cuando llega al punto de destino se le cobra automáticamente. No hay intercambio de dinero de forma física", explica Lloret. Sin embargo, para Ramón Moreno, portavoz de Asociación Gremial las prácticas de Uber son ilicitas. "Si alguien pasa a recogerte por donde le digas y te lleva a donde le pidas no está compartiendo un gasto, está haciendo de taxista pero sin licencia, sin pagar impuestos, y sin aprobar ningún examen. Es como si alguien abre una farmacia y se pone a vender medicamentos", ha declarado.