Durante los próximos días los inversores deberán terminar de "digerir" el nuevo y más probable escenario macroeconómico al que se enfrentan los mercados financieros occidentales, que apunta a una ralentización en el ritmo de la recuperación económica de los países desarrollados, ritmo que se verá lastrado por la crisis de los países emergentes y por […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Durante los próximos días los inversores deberán terminar de "digerir" el nuevo y más probable escenario macroeconómico al que se enfrentan los mercados financieros occidentales, que apunta a una ralentización en el ritmo de la recuperación económica de los países desarrollados, ritmo que se verá lastrado por la crisis de los países emergentes y por el menor crecimiento de la economía china. Así, los inversores se enfrentan a la difícil disyuntiva de apostar por los activos de mayor riesgo, como la renta variable, descontando el apoyo incondicional de los bancos centrales o, por el contario, "huir" de los mismos ante unas expectativas de menor crecimiento que deberán terminar por afectar a los resultados de las cotizadas y a sus valoraciones. La primera reacción de los inversores tras la publicación el viernes de unos "pobres" datos de empleo en Estados Unidos correspondientes al mes de septiembre fue muy negativa (se generó mucho menos empleo del esperado en el mes; se revisaron a la baja las cifras de creación de empleo de julio y agosto; se estancó el crecimiento de los sueldos y salarios; se trabajaron menos horas a la semana; y el mercado laboral volvió a perder participantes). Tal y como esperamos las Bolsas se giraron a la baja de inmediato. Sin embargo, al poco tiempo los inversores interpretaron que las mencionadas cifras alejaban de forma casi segura la posibilidad de que la Reserva Federal (Fed) inicie su proceso de subidas de tipos oficiales este año (el mercado ya descuenta que no lo hará hasta marzo 2016 como muy pronto), lo que provocó un brusco giro al alza de los mercados de valores. De esta forma, "las malas noticias macro volvieron a ser buenas noticias para los mercados de valores".
Está por ver, como hemos señalado, por cuál de estas dos opciones se decantan los inversores en los próximos días. Si bien todo hace prever que los bancos centrales seguirán manteniendo por mucho tiempo sus políticas monetarias laxas (los inversores esperan nuevas actuaciones de los bancos de Japón, China y de la Zona Euro), también existe la posibilidad que el uso de las mismas tenga cada vez menor impacto en la economía real, lo que conlleve un escenario macro negativo para los intereses de las compañías cotizadas, que termine penalizando sus resultados futuros y, por tanto, que penalice sus valoraciones. Es por ello que seguimos pensando que lo mejor para las Bolsas occidentales es que las economías desarrolladas mantengan su ímpetu, aunque ello conlleve la paulatina retirada de estímulos por parte de los bancos centrales. Este escenario entendemos que es el más positivo a medio/largo plazo para las Bolsas. El otro, en el que la ralentización del crecimiento económico fuerza a los bancos centrales a seguir inyectando liquidez de forma compulsiva puede ser bueno para las Bolsas en el corto plazo, incluso puede provocar un rebote de las mismas en las próximas semanas, pero a la larga será muy negativo tanto para los mercados como para las economías desarrolladas.
Así, y en nuestra opinión, las cifras macro que se seguirán publicando en las próximas semanas deben ser claves para el devenir de los mercados de valores en el medio plazo y para determinar, por ello, la estrategia de los inversores a la hora de definir el peso en sus carteras de los distintos tipos de activos. Más a corto, creemos que los inversores optarán por decantarse por apostar por el rebote de los mercados de valores, apoyados en el mantra de que las malas noticias son buenas noticias para las bolsas.
Dicho esto, señalar que esta semana comienza de forma oficiosa en Estados Unidos la temporada de presentación de los resultados empresariales del tercer trimestre (el jueves la multinacional estadounidense del aluminio, Alcoa, dará a conocer sus cifras tras el cierre de Wall Street). Las continuas revisiones a la baja de las expectativas de resultados por parte de los analistas han vuelto a situar "el listón muy bajo" (se espera que los beneficios netos de las empresas integrantes del S&P 500 bajen un 4% en tasa interanual), lo que facilitará que la gran mayoría de las empresas superen lo esperado por el consenso de analistas. Es por ello que lo más relevante es lo que puedan decir los gestores de las compañías sobre el devenir de sus negocios en los próximos meses. De ser positivas y optimistas las expectativas de negocio de la mayoría de las cotizadas, este puede ser "el catalizador" que permita a las Bolsas intentar recuperar de aquí hasta finales de año lo cedido desde mediados del mes de agosto.
Link Securities.