Un economista con el que compartí un debate público hace unos días sacaba a colación los "estudios" que demuestran que Europa se equivocó con la austeridad fiscal de los últimos cinco años. ¿Sólo Europa? Realmente, la austeridad fue seguida en mayor o menor medida por ejercicios, de forma desigual por intensidad, en la mayoría de […]
Dirigentes Digital
| 23 sep 2015
Un economista con el que compartí un debate público hace unos días sacaba a colación los "estudios" que demuestran que Europa se equivocó con la austeridad fiscal de los últimos cinco años. ¿Sólo Europa? Realmente, la austeridad fue seguida en mayor o menor medida por ejercicios, de forma desigual por intensidad, en la mayoría de los países desarrollados. Es más: la OCDE considera que 2016 será probablemente el primer ejercicio donde no habrá ajustes estructurales en el presupuesto de los países desarrollados. Y se estima en 1 punto el ajuste estructural en las cuentas sin interés entre 2011/2015. ¿Les parece mucho?.
El debate sobre la austeridad, sobre los errores en abordarla, me sigue pareciendo un tema controvertido. En un medio leía que la propia directora gerente del FMI se retractaba de su demanda inicial de ajustes salariales para recuperar competitividad. Entonces, ¿apelamos a los ajustes de empleo? Naturalmente, siempre que los tipos de cambio no sean una salida fácil. Pero no todos los países pueden depreciar sus monedas al mismo tiempo para ganar competitividad. Y con la debilidad del comercio de fondo y los cambios que se dan en la producción, con cadenas más globales y relacionadas, la caída de la moneda no garantiza una mejora de competitividad suficiente. Claro, falta inversión. Y falta mayor flexibilidad, lo que nos lleva más tarde o más temprano a ajustes de salarios. Es un círculo vicioso de difícil salida.
Pero, volvamos a la austeridad. ¿De verdad se equivocaron nuestras autoridades?
Piensen en lo que hemos vivido en los últimos años: tensión en los mercados, incertidumbre económica, financiera y cada vez más tensión geopolítica/social. Naturalmente, todo se ha hecho más fácil desde que los bancos centrales han optado por aplicar políticas monetarias expansivas extremas. ¿Qué hubiera pasado con las finanzas públicas si no hubiera sido así?. Por otro lado, en países como Reino Unido o Estados Unidos, el crecimiento (un crecimiento fuerte) no ha estado en línea con el ajuste de la deuda. Y la deuda pública alcanza niveles máximos históricos. Al menos sí se ha producido un ajuste de la deuda privada, pero no sabemos su precio en términos de inversión y consumo. Las familias y empresas han aplicado la austeridad que nosotros cuestionamos a los gobiernos. Quizás, incluso, podríamos hablar que esta austeridad de la demanda se debe en parte a la incertidumbre sobre las consecuencias del mayor deterioro a medio y largo plazo de las finanzas públicas y también por los potenciales excesos en la política monetaria. Ya sé que este último argumento no les gusta. A mí tampoco.
Sigamos… ¿qué está pasando en las finanzas públicas de los países emergentes? Mientras los desarrollados aplicábamos las tan cuestionadas políticas de austeridad, las finanzas públicas seguían siendo expansivas en el promedio de las economías emergentes con su mejor reflejo en la evolución de la deuda. Ahora, sin embargo, el siempre desconfiado mercado cuestiona que este proceso se pueda mantener en el futuro. ¡Y a qué precio! Tensiones de tipos, tensiones políticas y advertencias sobre el deterioro del crédito. ¿Les pedimos austeridad? Quizás en el futuro nos arrepintamos, como de hecho muchos lo hacen en los países desarrollados. O quizás no.
José Luis Martínez Campuzano es estratega de Citi en España.