En un tiempo no muy lejano como es 2008, era impensable un crecimiento tan alto del número de titulizaciones de activos que se realizan en el mercado chino. Sin embargo, desde esa misma fecha, todos los agentes económicos se han adentrado en un terreno absolutamente desconocido, gobernado por los "experimentos monetarios" que llevan a cabo […]
Dirigentes Digital
| 01 abr 2016
En un tiempo no muy lejano como es 2008, era impensable un crecimiento tan alto del número de titulizaciones de activos que se realizan en el mercado chino. Sin embargo, desde esa misma fecha, todos los agentes económicos se han adentrado en un terreno absolutamente desconocido, gobernado por los "experimentos monetarios" que llevan a cabo los Bancos Centrales.
La ausencia de rentabilidad a través de los canales tradicionales como la renta fija investment grade, la renta variable o las operaciones dentro del mercado monetario, abre el camino a otros mercados y otras formas de hacer dinero con crecientes dosis de innovación financiera. De todos los productos que van surgiendo, los dos "estrella" también en China son la renta fija high-yield y los paquetes de activos que conocemos como ABS o como se han denominado toda la vida en el caso de que dichos activos sean créditos hipotecarios, "cédulas hipotecarias".
Recientemente, comentábamos el crecimiento del mercado de renta fija, el cual seguía dominado por instrumentos de política monetaria emitidos por el Banco Central (PBOC) y los bonos emitidos por el Ministerio de Finanzas. Aparte de este mercado (el tercero mayor del mundo), el otro que viene con fuerza es el de los ABS, donde las emisiones en términos netos han superado los 325.000 millones de yuanes (50.000 millones de dólares) en sólo un año.
En este sentido, se da un doble fenómeno: por un lado, el cambio regulatorio impulsa a una economía muy bancarizada como la china (aproximadamente el 80% del mercado de financiación está copado por los bancos) a crear instrumentos que puedan ser vendidos en mercado como instrumentos de financiación empresarial. Y, por otro lado, el crecimiento del crédito hipotecario obliga a la banca a acotar los riesgos e impacto sobre capital a través de la creación de vehículos que les permiten sacar estos activos fuera de balance.
Con este doble motor de desarrollo, la preocupación actual es vigilar la calidad de los colaterales. Esta es una de las conclusiones de política financiera obtenidas a lo largo de las sesiones de la Asamblea Nacional Popular y los diferentes Consejos Consultivos que han tenido lugar en la primera mitad del mes de marzo. El creciente peso de la titulización a partir de crédito comercial otorgado por financieras de automóviles, grandes superficies o intermediarios financieros, lleva a un control más exhaustivo por parte del PBOC y a más requerimientos de capital.
El mercado de ABS (especialmente el hipotecario) se encuentra en este momento con dos restricciones principales: el "tope" establecido por el Consejo de Estado de emisiones hasta medio billón de yuanes anuales y la cualificación de los inversores que pueden acceder a este mercado. Esta es una de las últimas medidas tomadas por el PBOC, el cual amplía el número de inversores institucionales que pueden entrar en el mercado pero, a la vez, impone una mayor cualificación de estos.
Más restringido aún si cabe es un programa piloto que desgranó el vice-gobernador del PBOC, Pan Shenggong, en una de las sesiones de la Asamblea, en torno a la emisión de cédulas hipotecarias cuyos subyacentes son créditos morosos o con alta probabilidad de impago. A este programa, por el lado de la oferta, sólo tienen acceso los grandes bancos con capacidad para hacer frente a un impago; mientras que por el lado de la demanda, sólo pueden acceder inversores institucionales cualificados.
En suma, la extensión del mercado de titulizaciones en China va mucho más allá de los circuitos bancarios. Ahí se sitúa el famoso shadow banking con emisiones todavía pequeñas (apenas 4.000 millones de yuanes) pero con una proyección de crecimiento extraordinaria. Al igual que en otras partes del mundo, los abogados especializados en cumplimiento normativo (compliance) y los intérpretes regulatorios, serán los protagonistas del futuro.