La última actualización del Ford S-Max, que llegó al mercado hace poco más de un año, se fabrica en la planta valenciana de Almussafes sobre la plataforma del nuevo Mondeo y, respecto a la variante anterior, aporta numerosas mejoras, fundamentalmente en cuestiones de seguridad y confort. Este monovolumen grande, con 4,8 metros de largo y casi dos de ancho, destaca por un espacio interior sobresaliente pero, sobre todo, por la infinidad de configuraciones que se pueden […]
Dirigentes Digital
| 16 oct 2016
La última actualización del Ford S-Max, que llegó al mercado hace poco más de un año, se fabrica en la planta valenciana de Almussafes sobre la plataforma del nuevo Mondeo y, respecto a la variante anterior, aporta numerosas mejoras, fundamentalmente en cuestiones de seguridad y confort. Este monovolumen grande, con 4,8 metros de largo y casi dos de ancho, destaca por un espacio interior sobresaliente pero, sobre todo, por la infinidad de configuraciones que se pueden realizar en función de las necesidades que tengamos de transporte de carga o pasajeros. Se puede solicitar con cinco o con siete asientos, todos ellos individuales, con sobrecoste de 750 euros más si optamos por la última alternativa. Y, en cualquiera de los dos casos, dispone de un comodísimo sistema eléctrico para abatir cada butaca independientemente, mediante unos botones situados en el maletero. Con todos ellos plegados, la superficie de carga que queda es completamente plana y enorme. En definitiva, es un coche ideal para familias numerosas o para quienes practican deportes que requieren mucho sitio para llevar el material: bicicletas, tablas de surf, esquís, etcétera. Hasta aquí una descripción genérica válida para cualquier versión de la familia Ford S-Max, pero hay que prestar una atención muy especial al modelo Vignale que probamos en estas páginas porque, además de todo eso, nos encontramos con un vehículo bastante exclusivo y lujoso, que se desmarca claramente del resto de sus hermanos. Trato preferente Vignale es la denominación que utiliza Ford para dar un carácter premium a determinados coches de su extensa gama. No se trata únicamente de equipamientos mejorados y terminaciones más lujosas; la idea es crear un concepto exclusivo tanto de producto como de servicio o, como les gusta decir a sus directivos, “una experiencia diferente para el consumidor”. Para ello, los modelos Vignale reciben un trato preferente desde el mismo momento de su fabricación, pues nada más salir de la línea de montaje cada unidad es analizada con lupa por un grupo de expertos, que hacen 100 controles de calidad adicionales, ayudados por cámaras y equipos láser capaces de detectar el más mínimo fallo en los ajustes o la pintura. Luego, desde el instante de la compra y a lo largo de la vida del vehículo, su propietario también recibe una atención personalizada en los “Vignale Lounge” de determinados concesionarios especiales llamados Ford Store. Asesor personal, teléfono de consulta 24 horas, recogida y entrega del automóvil a domicilio o cesión de un coche de sustitución cuando deja el suyo en el taller son sólo algunos ejemplos de la forma en la que sedistingue a estos clientes. Y, en cuanto al producto en sí, también las diferencias del S-Max Vignale respecto al resto de variantes es notable. Al aproximarnos a él ya distinguimos variospequeños detalles que llaman la atención, como sus elegantes perfiles cromados o la tonalidad de la carrocería, junto a elementos como los faros de LED que, además de dar una apariencia distinta al frontal, proporcionan la luz precisa en cada momento, al adaptarse al trazado de la carretera y al tráfico para ofrecer la máxima iluminación en cada momento, sin molestar a los demás. Como en un salón Cuando accedemos al habitáculo la sorpresa aún es mayor. La tapicería de cuero, con impecables remates, cubre el salpicadero, los asientos y la parte superior de las puertas. Luego vemos lujosos detalles en forma de molduras de fibra de carbono o una consola central acabada en “piano black”, acompañados en las zonas menos visibles por plásticos con buen aspecto y perfectamente encajados. La cuidada y sutil iluminación nocturna enmarcan esa atmósfera agradable y acogedora. Este ambiente propio de la categoría superior se combina con la funcionalidad típica del S-Max, que dispone de múltiples guanteras, bolsas y la ya mencionada modularidad de sus asientos. Cinco adultos pueden viajar de manera muy confortable y, en el caso de la versión de siete plazas, con algunas limitaciones de espacio para los dos ocupantes de la tercera fila. La postura de conducción es bastante más elevada que en un turismo, algo que gusta a muchos conductores por la sensación de dominio que les transmite. Además, el parabrisas de gran tamaño ofrece una excepcional visibilidad y el techo solar panorámico permite disfrutar de mucha luz natural en el interior. Suave y silencioso La unidad del Ford S-Max Vignale que hemos probado estaba equipada con el motor 2.0 EcoBoost de 240 caballos de potencia, que va asociado a una caja de cambios automática de seis velocidades, con posibilidad de manejo manual a través de unas pequeñas levas situadas en el volante. Su respuesta es intachable y, pese volumen y peso del vehículo, consigue aceleraciones fulgurantes si así se lo solicitamos al pedal del acelerador. El funcionamiento del conjunto propulsor es muy suave, con cambios de marcha apenas perceptibles mientras realicemos una conducción tranquila. Otro de los puntos que abundan en el confort de marcha es el silencio que hay en todo momento dentro del habitáculo, gracias a una insonorización especial que filtra con eficacia los ruidos mecánicos y de rodadura. El Vignale cuesta casi 6.000 euros más que la siguiente versión de la gama S-Max con un motor y una transmisión equivalentes. Para algunos esa diferencia de precio no será asumible, pero si vamos sumando todos esos detalles diferenciadores, la calidad superior de muchos de sus materiales y el trato exclusivo que lleva aparejada su compra, habrá un grupo de clientes que sabrán apreciarlo y pagarán gustosos ese dinero por un producto que, sin ser de una marca premium, cuenta con ingredientes para no desentonar entre ellas.