La última generación de la casa de Don Juan (sus nietos Carlos Ron Martínez, Laura Ron Martínez, Miguel Lomba Martínez y Pablo Lomba Martínez) ha tomado el testigo de sus abuelos, que durante sus 80 años han cuidado de las vides de estos valles afilados del río Cibea, a unos 10km de la Villa de […]
Dirigentes Digital
| 08 mar 2016
La última generación de la casa de Don Juan (sus nietos Carlos Ron Martínez, Laura Ron Martínez, Miguel Lomba Martínez y Pablo Lomba Martínez) ha tomado el testigo de sus abuelos, que durante sus 80 años han cuidado de las vides de estos valles afilados del río Cibea, a unos 10km de la Villa de Cangas de Narcea.
La práctica de la viticultura en este tipo de orografías difíciles para el cultivo, con viñas situadas en lugares casi imposibles (como grandes desniveles, gran altura o islas, o bien por cuestiones de clima extremo) se denomina viticultura heroica.
La historia de esta bodega, no obstante, se remonta al S.XVI, en concreto al año 1556, año del que data el documento más antiguo que habla sobre la existencia de los viñedos de la familia (los mismos que están en producción ahora) y de su comercialización. A finales del siglo XIX, los vinos de esta región obtuvieron premios internacionales en Burdeos, Angers, Ruan y Lugo y una cierta difusión internacional.
Personajes como Jovellanos hablaban con admiración de estos vinos y el Conde de Toreno, Suarez Cantón o el músico Anselmo González del Valle, cultivaron extensos viñedos en la zona con notable éxito durante el siglo XIX. Aunque la llegada de las enfermedades del Oidio, la Filoxera, el Mildiu y el Blackrot a finales del siglo XIX y principios del XX afectaron a estos viñedos, al igual que a los de toda Europa, fueron reconstruidos y continuaron durante muchos años produciendo vinos destacables y de calidad similar a los producidos en aquella época en otras regiones europeas.
Con la llegada de la minería, la industrialización y el abandono de las zonas rurales en los años 50-60 del siglo XX, la viticultura fue desapareciendo poco a poco de esta zona de Asturias, hasta quedar reducida a pequeñas parcelas cuidadas por los viejos viticultores de la zona, que se resistían a abandonarlas.
En 1986, la Científica del CSIC Mª del Carmen Martínez emprende la recuperación de esta zona vitícola completamente caída en el olvido por aquel entonces, rescatando, describiendo, conservando y volviendo a reintroducir en el mercado, tras muchos años de investigación, las variedades autóctonas de la zona, como Albarín Blanco, Verdejo Negro, Albarín Negro o Carrasquín y otras foráneas que llevaban siendo cultivadas en esta zona desde siglos anteriores y que mostraban, algunas de ellas, un alto nivel de adaptación, produciendo vinos de gran calidad. Es el caso del Moscatel de Grano Menudo Blanco o el Moscatel de Grano Menudo Rojo.
Esta última desaparecida prácticamente a nivel mundial, siendo Asturias el único lugar de España en el que todavía se cultiva de forma minoritaria. En este punto Vitheras entra en acción, utilizando para la elaboración de sus vinos las mejores de esas variedades recuperadas, las que producen los vinos de mayor originalidad y calidad, bajo las especiales condiciones de clima y suelo de la viticultura asturiana, aunando la tradición familiar y regional de más de 500 años para la elaboración de un vino de calidad excepcional basado en el concepto de "terroir" en su más amplia acepción.
En su primer año de edad, la bodega ha elaborado un vino blanco, Vitheras (Medalla de Oro en el Concurso Internacional de Viticultura Heroica del CERVIM) y un rosado, Vitheras Lucía, el primero de Asturias y una gran novedad. Los objetivos de Vitheras son varios: porun lado, la recuperación del paisaje vitícola de la zona y la industria vinícola de la región; la reactivación económica de la zona y elaborar un producto que esté a la altura de una gastronomía con gran fama nacional e internacional como la asturiana.
Los viñedos de la bodega se encuentran situados en el pueblo de Carballo (Cangas del Narcea), en la finca denominada "Carballedo", incluida en el Formal de Carballedo, que está ubicado en la vertiente más soleada del valle del río Cibea.
Protegidos de las masas de aire húmedo de la costa por inmensas barreras montañosas, los viñedos asturianos se sitúan en las laderas soleadas de los profundos valles de Cangas del Narcea. Se trata de un terreno en fuerte pendiente, cuyo suelo está formado por un 55 % de gravas y 45% de tierra fina, con un pH de 6 (H20)/5,5 (KCl) y pobre en materia orgánica. La temperatura media entre los meses de abril a octubre es de 15,5ºC, radiación solar de 130 W/m2, precipitación de 70 mm y humedad relativa del 78%. Una viticultura heroica, difícil, en fuerte pendiente, pero cuyas variedades presentan un alto nivel de adaptación a las singulares condiciones de suelo y clima de estos valles, produciendo vinos únicos y perfectamente reconocibles.