Con la escalada protagonizada por la renta variable, la falta de liquidez en algunos mercados, los elevados niveles de deuda soberana y los divergentes bancos centrales, sumadas al elevado riesgo político, no son pocos los participantes del mercado que observan atónitos el comportamiento de los precios entre el momentum positivo y las elevadas incertidumbres. En […]
Dirigentes Digital
| 04 abr 2017
Con la escalada protagonizada por la renta variable, la falta de liquidez en algunos mercados, los elevados niveles de deuda soberana y los divergentes bancos centrales, sumadas al elevado riesgo político, no son pocos los participantes del mercado que observan atónitos el comportamiento de los precios entre el momentum positivo y las elevadas incertidumbres. En este contexto, Greg Meier, vicepresidente y estratega de inversión de US Capital Markets Research & Strategy en AllianzGI, llama la atención sobre la volatilidad. “Para los inversores que buscan oportunidades en el ámbito de las estrategias alternativas, las de volatilidad pueden agregar una fuente no correlacionada de alfa a una cartera capitalizando las ineficiencias estructurales que existen en los mercados de opciones”, afirma. Detalla este experto que la operativa basada en opciones “puede ser convincente debido a su capacidad para no ser direccional. Al centrarse en la magnitud, en lugar de en la dirección, las estrategias que mezclan opciones y volatilidad pueden cosechar retornos tanto si el mercado sube, como si baja o está plano”. Y es que, explica, aquellas estrategias que cuentan con largos y cortos en volatilidad y están “bien construidas, tienen la capacidad de beneficiarse de forma consistente del comportamiento impulsado por el miedo y la avaricia del mercado de opciones. El objetivo es capitalizar la generación de retorno de las opciones de ventas (cortos), al tiempo que se benefician de los tributos de control de riesgos asociados a las de compra (largos)”. Ahora bien, reconocen, “es necesario encontrar un delicado equilibrio entre estas dos posiciones en conflicto, o bien la cartera podría terminar siendo un medio difícil para protegernos del riesgo”. Predecir la dirección de la volatilidad, concluye, “es tan difícil como adelantar el futuro de Bolsa y renta fija. Estar largos y cortos en volatilidad de forma simultánea puede ayudar a reducir los peligros de quedar atrapados erróneamente en el mercado de opciones, al tiempo que se genera un flujo de retornos resistente que no está correlacionado con los desafíos que afectan a las clases de activos convencionales”. Y es que, recordemos que, a principios de año, Moody’s Capital Markets Research reconocía que “el VIX (índice de volatilidad) es bajo, pero el riesgo de sobrevaloración, no”. Y recordaba que entre 1998 y 2000 los excesos en este sentido se asemejaron a los actuales. “A pesar de la caída superior al 7% de las ganancias anuales desde diciembre de 1997, el valor de mercado logró acumular un ascenso del 49,5% entre el último trimestre de dicho año y el primero de 2000”. Por su parte, Stephan Eckhardt, experto de inversión de Amundi, explicaba que “la volatilidad en el mercado es fácilmente invertible” si somos conscientes de su comportamiento y la correlación negativa que experimenta respecto a la renta variable. “Se trata de aprovechar los puntos más altos y más bajos a la espera de que este indicador recupere su nivel medio, como si de un ‘muelle’ se tratara”.