¿Qué balance hacemos del comportamiento del mercado de renta fija para este año? 2023 se ha caracterizado por los conflictos armados, la crisis energética, la mayor subida de tipos de interés de la historia, una inflación pegajosa y la ralentización del crecimiento mundial. Hasta principios de 2023 los mercados de bonos estaban convencidos de que […]
Dirigentes Digital
| 30 nov 2023
2023 se ha caracterizado por los conflictos armados, la crisis energética, la mayor subida de tipos de interés de la historia, una inflación pegajosa y la ralentización del crecimiento mundial. Hasta principios de 2023 los mercados de bonos estaban convencidos de que las drásticas subidas de los tipos de interés de los bancos centrales desde 2022 devolverían la inflación al objetivo y desencadenarían una recesión.
Estaban valorando posibles recortes de tipos de interés. Pero la inflación ha demostrado ser más persistente y las economías más robustas. Así que el mercado de bonos ha mostrado la incertidumbre para los principales bancos centrales, en particular la Reserva Federal, entre evitar una recesión y devolver la inflación a su objetivo.
La expectativa de que los tipos de interés se mantengan en los niveles actuales o más altos, durante un tiempo significativo, se ha traducido en la rentabilidad a vencimiento de la deuda a diez años en EEUU, que ha llegado a pasar del 3,5 % a principios de año a más de 5 %, con una liquidación masiva.
Se ha producido un brusco retorno al "equilibrio" a largo plazo en las rentabilidades a vencimiento de los bonos, lo que ha transformado el mercado de deuda pública de los países desarrollados, de nuevo una inversión defensiva a precios razonables. De hecho, a lo largo del ciclo económico, en el máximo de inflación o al entrar en recesión, suele ser buen momento para la renta fija y actualmente se dan las condiciones para un buen año, dada la previsión de crecimiento más débil, inflación a la baja y recortes de tipos de interés -aunque no de forma agresiva-.
Lo que es diferente esta vez es el cupón, muy alto. En EE. UU., la rentabilidad de la deuda pública a diez años es del 4,4%, menos en Europa, siendo la valoración inicial relativamente atractiva. Proporciona una posible revalorización del capital y una seguridad por cupones no vista las últimas décadas. Pero en renta fija no esperamos rentabilidades superiores al 10% en 2024, sino más bien entre 5 y el 10%, ya que muchos inversores parecen haber tomado posiciones en previsión de un descenso de las rentabilidades a vencimiento de los bonos.
El crecimiento en EE.UU. ha sido la gran sorpresa positiva en 2023 y será uno de los principales focos de atención en 2024. Si en EE.UU., la inflación se mantiene por encima del 2% en 2024, la Reserva Federal se enfrentará a la necesidad de una recesión para reducirla o a evitar un aumento del desempleo forzando recortes de los tipos de interés, con riesgo de que vuelva la inflación.
Pero si en 2024 la economía estadounidense sigue creciendo entre 2% y 3%, no será bueno para los bonos. Otros posibles vientos en contra incluyen una intensificación del conflicto en Oriente Medio y las elecciones presidenciales de EE.UU. en noviembre.
En 2024, el mercado va a estar más centrado en el crecimiento. Esperamos que la inflación disminuya, aunque todavía siga encima de la tendencia y de los objetivos de los bancos centrales. En la eurozona la inflación en 2024 puede reducirse a 2,8% desde 5,6% de 2023 y en EE.UU. a 2,8% desde 4 % en 2023. En EE. UU., la caída de la inflación puede incluso ser mayor, aunque los últimos datos indican una pausa a principios de 2024. Por otro lado, en Japón, se espera que la inflación se normalice y que se sitúe en el 2 %. También cabe destacar la baja inflación en Suiza.
Aunque los tipos de interés pueden haber tocado techo, los recortes pueden llegar más tarde y ser más lentos de lo esperado por el mercado. Efectivamente, para 2024, esperamos que los tipos de interés se reduzcan tanto en la eurozona como en EE.UU., aunque no de forma agresiva. La Reserva Federal puede recortar sus tipos más que otros bancos centrales. Además, el Banco de Inglaterra, con su economía en recesión, puede recortar tipos antes de lo esperado.
En cualquier caso, todo el mundo parece esperar una disminución de las rentabilidades a vencimiento de los bonos, a pesar de que se espera que aumente la emisión. Hay que tener en cuenta que la deuda asociada a los déficits puede aumentar, debido al envejecimiento de la población, la demanda de programas sociales, las inversiones para el cambio climático y una falta generalizada de apetito por la austeridad. Todo ello puede implicar mayor emisión de deuda, lo que obviamente puede deprimir los precios de la misma.
En Europa es probable que ya estemos en leve recesión. Hay mucho pesimismo respecto a la región. Pero su economía se acelerará en 2024, mientras que la de EE.UU. se desacelerará. El crecimiento en la eurozona puede aumentar del 0,6% en 2023 al 0,9% en 2024, mientras que en EE.UU. caer del 2,4% de 2023 al 0,9% en 2024.
En Europa se recortarán los tipos de interés, bajará ligeramente la inflación y veremos estabilización del sector manufacturero, muy débil en 2023, un área económica en la que Europa destaca respecto a EE.UU. Así que la sorpresa puede ser Europa y la decepción EE.UU. En cualquier caso, no se dan las condiciones para una recesión profunda, pues el sector privado muestra balances muy sólidos, no hay exceso de apalancamiento y hay escasez de mano de obra.