La libre circulación de capitales y los tratados impositivos dentro de la Unión Europea convierten a Irlanda en un país agradable en materia fiscal gracias a que tiene uno de los impuestos de sociedades más bajos del mundo, al 12,5%, lo que atrae a empresas globales para establecerse en el país. En todas las estadísticas, Irlanda sale a la cabeza en el ranking de países que dan mayores facilidades para poner en marcha negocios, lo que se traduce en un vivero de nuevas empresas asociadas a la tecnología. Se han establecido compañías punteras en desarrollo de videojuegos como Big Fish, EA, Havok, DemonWare, PopCap, Zynga, Riot Games y Jolt, pero también las filiales de big data de gigantes como IBM, Microsoft, Google o Yahoo.
Las condiciones perfectas para ejercer de imán de las entidades extranjeras que decidan abandonar la City londinense. Dirigentes importantes del sector financiero, uno de los pilares estratégicos de la economía británica, ya han avisado que sacarán sus divisiones bancarias a otras zonas de Europa. Irlanda tiene el mismo atractivo estratégico que Reino Unido de convertirse en el puente entre la economía norteamericana y la europea. En Irlanda estaban ya instaladas las sedes europeas de compañía como Intel, HP, IBM, Microsoft y Apple, pero en los últimos años ha reclutado a nuevos gigantes que han elegido al tigre celta como base de operaciones para sus negocios europeos. Facebook, Google, LinkedIn, Amazon, Twitter, PayPal o eBay han elegido Dublín para radicar la matriz de la que dependen grandes mercados como el alemán o el español.
El Brexit anula el privilegio de ser el centro financiero de Europa al romperse las relaciones con el Viejo Continente. El consejero delegado de JP Morgan, Jaime Dimon, ha dicho que en caso de producirse una salida del Reino Unido al banco no le quedará más remedio que reorganizar la entidad y significará "menos empleo para Reino Unido y más trabajo en Europa". Las grandes entidades moverán sus estructuras a los mercados con más influencia.
En estos días JP Morgan, Citigroup, Bank of America o Morgan Stanley han deslizado que trasladarían sus bases operativas a Irlanda. Por su parte, Goldman Sachs ha apuntado a Holanda y HSBC ha sugerido que trasladaría sus oficinas a París.
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