Japón, con la deuda a cuestas

Las dudas sobre la economía de Japón no cesan. La abultada deuda del país ha sido la principal causa para que la agencia de calificación Moody’s rebaje un escalón la nota del país. Aunque todavía se mantiene en la parte alta de la tabla  la perspectiva es estable, es un hecho más que se suma a las preocupaciones económicas del país.

La agencia ha rebajado desde un Aa3 hasta un A1 la nota que otorga al país, es decir, Japón ha pasado de ser alumno de sobresaliente alto a quedarse con un sobresaliente bajo. Moody’s considera que hay dudas sobre que el Gobierno contenga el déficit y la deuda. En la actualidad esta supone más del 200% del PIB.

El gobierno nipón ha salido a capear el temporal aunque sin querer valorar esta rebaja, informa Reuters. "Vigilaremos de cerca los movimientos del mercado y llevaremos a cabo unas políticas adecuadas para gestionar la deuda", dijo hoy el viceministro portavoz, Hiroshige Seko, en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Kyodo.

Abe, a examen

El ejecutivo del primer ministro Shinzo Abe contaba entre sus compromisos con reducir a la mitad la proporción entre el déficit de su balanza primaria y el PIB con respecto al nivel de 2010 y convertirlo en un superávit para 2020. El déficit en esta balanza implica que el Estado no puede financiar el gasto público que no esté destinado a los costos de la amortización de la deuda sin emitir nuevos bonos.

Sin embargo, ahora todo está en entredicho. Con la convocatoria de elecciones anticipadas en el país, que servirá como referéndum del programa económico Abenomics, las dudas sobre el futuro económico del país están sobre la mesa. Abe fue elegido precisamente por su programa económico, un plan que en los últimos tiempos no parece conseguir los objetivos marcados a tenor de los últimos datos macro publicados.

La última cifra de crecimiento no fue la esperada, lo que unido a que el país sigue sin poder controlar la inflación ha acabado pasando factura a Abe. Tras la subida del impuesto similar al IVA, la economía del país se ralentizó y tras conocerse los datos el primer ministro tuvo que posponer el siguiente paso previsto para antes de que acabara el año. Así las cosas, Abe se enfrenta el próximo 16 de diciembre a las urnas donde los japoneses decidirán si le dan o no otra oportunidad a sus recetas económicas. 

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