Senior Cohousing: del romanticismo a la rentabilidad

Es ampliamente conocido que vivimos en un contexto demográfico sumamente favorable para la silver economy. En España, hay alrededor de 9.000.000 de personas mayores de 65 años, y la esperanza de vida alcanza los 83 años. Nuestra sociedad es longeva y presenta una marcada feminización.

El 40% de la población española tiene más de 50 años, y nos dirigimos hacia una cifra mágica: el 505050. Para el año 2050, se estima que el 50% de la población superará los 50 años. Es evidente que existe un enorme potencial de actividad económica rentable con adultos activos, en lo que se conoce como independent living. Un tema específico de España es que el 90% de las personas mayores son propietarias de sus viviendas. Me encanta el concepto de “CLARE cash light rich in equity"; los mayores españoles son de poco efectivo y “ricos en patrimonio”.

El concepto senior cohousing tiene casi 60 años de existencia. En esencia, se trataba entonces, en los 60 y en las décadas siguientes, de viviendas colaborativas, autogestionadas y autoprogramadas, donde la vida comunitaria es esencial y se establecen normas claras basadas en afinidades y autogestión. Los espacios comunes son fundamentales, pero también lo son los espacios privados.

La idea es que uno se sienta a gusto en su apartamento y disfrute de la socialización. Interactúas con los demás la mayor parte del tiempo y cuando vuelves a tu hogar,  estás en una casa funcional, cómoda, hermosa, tecnológica y acogedora. Puedes vivir  “solo, con amigos” (ni solo del todo, ni acampañado del todo, libre) o en pareja e invitar a otras personas. ¿No suena atractivo vivir juntos, pero teniendo tu propio espacio?

Se le da una gran importancia a la relación con la comunidad local, ya sea el pueblo o la ciudad cercana (para socializar con la gente del lugar), y al paisaje (para disfrutar de la naturaleza). El diseño intencional de los espacios y recintos es crucial. Sin embargo, lo más importante es el enfoque en la ayuda mutua entre las personas, considerando que todos envejecemos.

Este concepto de vivienda tuvo un fuerte impulso en Dinamarca en la década de 1960 y se extendió a Suecia, Holanda y Alemania en los años 70. Aproximadamente en la década de 1990, experimentó un auge en Estados Unidos (recomiendo leer "El amante japonés" de Isabel Allende).

Sin embargo, en estas latitudes, lo que más conocemos es el modelo de silver communities que se desarrolló principalmente en California y Florida en los últimos años del siglo XX y la primera década del siglo XXI. Se trata de un enfoque redirigido, principalmente hotelero y dirigido a personas relativamente acomodadas.

Desde los años 90, también hemos visto muchos proyectos en el Reino Unido. En España, el concepto de viviendas para personas mayores se ha basado en un modelo cooperativo, generando una sensación de comunidad utópica en muchas personas, como una especie de falansterio.

Lo cierto es que en España tenemos aproximadamente 5.500 residencias para personas mayores, y el 90% de los mayores que residen allí desearían vivir en otro lugar. En mi opinión, existe un enorme potencial de desarrollo en el silver (o senior) living a través de una adecuada segmentación de clientes y la convivencia de modelos cooperativos de promoción inmobiliaria con modelos mercantiles. Se necesitan alternativas y complementos al modelo residencial actual.

En mi opinión, vamos a presenciar una evolución de los resorts urbanos en el interior de nuestra península, en las capitales de provincia, así como un aumento de los resorts en áreas costeras que son tan atractivas para nuestra mentalidad; veremos un auge de edificios de co-living para personas mayores en el centro de la ciudad, y será absolutamente necesario adaptar la estructura normativa y legal al respecto. Del mismo modo, veremos una evolución, en mi opinión, de los pisos tutelados o pisos con servicios, que ya están siendo desarrollados por grandes grupos geriátricos, destacando Ballesol. Aunque Domus Vi, con su iniciativa Adorea, también está tomando medidas. Además, grupos hospitalarios y de seguros, y otros están dando sus primeros pasos (Sanitas y Caser llevan mucho camino andado). Estos pisos ofrecerán servicios y atención relativamente medicalizados para personas independientes. Este es el futuro.

Por ello, es necesario generar un modelo inmobiliario que sea atractivo tanto para las personas que desean vivir de forma permanente como para el turismo de larga estancia, aprovechando las características tan atractivas de nuestro país para los países del norte de Europa. Debemos atraer a los nómadas digitales, personas mayores de 55 años que deseen venir a nuestro país para pasar temporadas en un turismo de mediana duración. 

En este contexto, es completamente necesario contar con un operador integral que pueda brindar consultoría y diseño basado en sólidas bases sociológicas, psicología social, urbanismo y gerontología para diseñar adecuadamente los servicios y luego proporcionarlos. En otras palabras, se requiere un operador integral para ofrecer una vida plena y digna, pero atractiva para personas independientes que aún no han llegado al ocaso de su salud.

Además, preveo una conexión entre tres modelos de edificios: el hospital, la residencia y el silver living. De hecho, en mis proyectos, he desarrollado el concepto del modelo "del 21". Estos establecimientos deben estar ubicados a 7 minutos de una carretera, a 7 minutos de un hospital, a 7 minutos de una residencia y a 21 minutos de una ciudad principal de la provincia. En definitiva, aunque actualmente existen proyectos aislados en Valencia y Costa del Sol, principalmente con rentabilidades entre el 5% y el 7%, tengo la certeza y la convicción de que el futuro de la gerontología desde la perspectiva inmobiliaria radica en el coliving y en el silver living.

Personalmente, como soy un romántico, ¡me declaro un enamorado absoluto del llamado senior cohousing, y deseo que siga evolucionando en nuestro país!. Sugiero consultar la obra disponible de Charles Durrett y Kathryn McCamant, en particular. También es importante seguir las investigaciones de Lina Menard y Laura Fitch para comprender mejor el modelo que, espero, cobrará fuerza en nuestro país con los ajustes correspondientes a nuestra sociología. Pasar del romanticismo a la rentabilidad será, no solo perfectamente posible, sino también maravilloso.

Opinión

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