Julia Turbany, Vicepresidenta de Ventas de Swan, empresa de Banking as a Service (Baas), habla con DIRIGENTES sobre cómo está evolucionando el sector fintech, desde una firme apuesta de la compañía por la transformación tecnológica gracias a las soluciones que ofrecen a las organizaciones para optimizar sus modelos de negocio.
DIRIGENTES (D.) “Cualquier empresa puede convertirse en una fintech” reza vuestra cabecera. ¿Cómo apuesta Swan por esa transformación tecnológica?
Julia Turbany (J.T.) Somos una empresa de Baas que aboga ese concepto de que cualquier empresa puede ser una fintech en el sentido de que gracias a nuestra licencia tecnológica cualquier empresa que no tenga una estructura bancaria puede emitir productos financieros.
Uno de los ejemplos más clarividentes es Carrefour, es una empresa de retail, que no tiene ningún interés en ser un banco, sin embargo, sí tiene interés por un producto financiero, es una tarjeta de débito de loyalty para sus consumidores. En vez de contratar a un equipo de 100 personas, contar con una licencia, etc. Trabaja con un proveedor como Swan para lanzar este producto en días o semanas.
Este producto se puede convertir en una prueba de concepto, por si luego quieren ellos mismos desarrollar su propia tecnología o si quieren ser partners nuestros para siempre; al fin y al cabo, nuestra tecnología es escalable, extrapolable a otros países, pueden emitir miles y miles de tarjetas… es tan solo un ejemplo de los miles que hay tecnológicos de pagos SEPA que las organizaciones adoptan.
Programas que van más allá de la fricción de contar con una herramienta que vaya pagando nóminas a tus empleados… Con Swan tienes la opción que, desde tu aplicación, puedas optar a hacer el pago SEPA automatizado y el resto de operaciones que conlleva como anticipo de salarios, devoluciones, etc.
D. ¿Hasta qué punto pueden las organizaciones optimizar sus modelos de negocio empleando soluciones como Swan?
J.T. Depende de lo que quiera la organización que contrata y, como siempre, lo importante es que tenga su objetivo de negocio claro. Al final, el Baas ayuda a las empresas a tener más productos, optimizar sus ventas, fidelizando a sus clientes. En el momento en el que una empresa está ofreciendo un producto financiero, por una parte, se está diferenciado de su competencia, además de ser un software de facturación, tengo tarjetas para ti, que hacen que tu producto sea más caro, probablemente; pero, por otro lado, ayuda a retener a tus consumidores finales, tanto empresas como usuarios.
Al final, tener una tarjeta implica una mayor interacción con los clientes, lo que es sinónimo de una mejor experiencia al evitar fricciones con el usuario final. Y, esto, es aplicable tanto a grandes organizaciones como a trabajadores autónomos.
The next panel at #SandBoxStage is all about All-In-One #FinTech Infrastructure!
Roberto Alvarez (@jeeves_inc), @Arvinicus (@hoolahco), Júlia Turbany (@swanapi), Oriol Tintore (@joinbelvo), Mario Cantero (CardDynamics).#SouthSummit #data #fintech #currencies pic.twitter.com/rcRaF6CxCo
— South Summit (@south_summit) June 7, 2023
D. ¿Cómo funciona su producto?
J.T. Lo primero de todo es entender qué quiero hacer con un producto financiero y si tiene sentido para tu caso: todas las organizaciones, pero no tiene sentido para todas ellas. No todas las empresas necesitan servicios financieros y existe muy escepticismo con respecto a ello. Si el planteamiento es “quiero vender más” hay que plantearse cómo conseguirlo optando por, por ejemplo, un producto que contenta pagos integrados, emitir tarjetas business, o simplemente, dar una mejor experiencia, unificada, al usuario con el producto a comercializar.
La tendencia de las fintech es que cada vez integren más productos y funcionalidades desde su core, que es lo que habilitará que un usuario, prácticamente sin hacer nada, obtenga sus servicios a disposición. Existen grandes compañías de e-commerce que ya te ofrecen esos servicios integrados, tan solo asociando el ID del cliente al cobro. Es uno de los grandes ejemplos de finanzas integradas: el no enterarte como usuario de una compra.
Por supuesto, hay que educar a la sociedad en ello y todas la fintech tienen esa responsabilidad. No se trata de comprar deliberadamente y abogar por el consumismo extremo, hay que apostar por la responsabilidad y las compras de forma más inteligente y eficiente.
Ello a su vez, contribuirá de barrera para posibles ciberataques. Para cualquier proveedor de open baking, el principal concepto a desarrollar después del propio proyecto en sí es hacerlo seguro, mucho antes que conseguir que sea un producto sólido. Esa percepción, más psicológica que otra cosa, del riesgo existente en una fintech es mucho menor frente a una banca tradicional, especialmente por la robustez en sus interfaces. Pero, sin duda, es uno de los principales tópicos sobre cualquier empresa tecnológica y financiera: las fintech son las que más invierten en ciberseguridad.
D. ¿Swan está pensado para todos los departamentos de las organizaciones?
J.T. Normalmente es un producto que va a trabajar con equipos de negocio y desarrolladores, especialmente para estos últimos. Hemos hecho que Swan sea muy sexy, muy user friendly; tenemos todo nuestro repositorio de documentación libre para que nos pueda copiar cualquier competidor. Nuestra política es totalmente transparente, por eso los desarrolladores se enamoran de nosotros, aunque obviamente, no siempre son ellos los que deciden el futuro de su empresa.
También tenemos casos en los que un CEO o un CTO sea a la cofounder y, por tanto, producto y negocio. Solemos colaborar con ambos equipos que, finalmente, son los que realizan los formularios de manera más sencilla.
D. ¿Cuál es el perfil principal de sus clientes?
J.T. Especialmente scaleups o startups que tengan cierto recorrido, que cuenten con algunas inversiones en su camino, y de distintas industrias, desde softwares de Recursos Humanos, de facturación, de movilidad, etc.
Hay que tener en cuenta además que, todas ellas buscan diferenciarse de sus competencias. Sectores más tradicionales que buscan desbancarse de su competencia o no quedarse atrás en esta evolución.
D. El BaaS se está convirtiendo en el sistema favorito por cada vez más organizaciones. ¿Cuáles son las principales ventajas y riesgos que existen?
J.T. Las ventajas son claras. Trabajar con un proveedor BaaS es más ágil y económico que crear toda una infraestructura desde cero. Tan solo hay que testear el producto, elegir a colaborar con Swan, lanzarlo en días y despreocuparte absolutamente de todo, ni por tecnologías, ni por regulaciones.
Los ciberataques se podrían considerar uno de los riesgos, sin embargo, no nos preocupa demasiado. Nos resultan retos mayores, que no riesgos, los ámbitos de expansión o geopolíticos, quizás por querer abarcar más, pero somos conscientes de las especificidades y necesidades de regulación y localización de cada país. Queremos abarcar toda Europa, pero es necesario saber si queremos ampliar primero producto o región.
D. Al igual que el concepto fintech hasta hace poco era un gran desconocido, ¿qué será lo próximo que veamos en materia de tecnología financiera?
J.T. El futuro del fintech estará relacionado con la experiencia del usuario, hacerla mucho más sencilla y cada vez con menos fricciones, aumentando la seguridad, facilitando no tener que estar iniciando sesión o hacer un reconocimiento cada poco tiempo. Ya se están dando casos que hasta hace no tanto resultaban utópicos y, hoy día, son una verdadera ventaja para el cliente.
Las novedades más tangibles serán en temas de onboarding con los usuarios, en cómo estas tecnologías se integran a sectores más tradicionales… Además de mejorar la experiencia del usuario, la educación también será clave en este proceso, que no aboguemos a una sociedad capitalista, sino que operemos con sentido y, como no, aplicar todas las herramientas de inteligencia artificial que nos permita optimizar nuestro día a día (ciberseguridad, detección de antifraude, terrorismo, etc.).
El gran avance ya ha sucedido, la tecnología ya está. Ahora falta toda la parte de concienciación y educación de la sociedad a acostumbrarse a integrar estas tecnologías, como las fintech, en lo cotidiano.
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