Antes de la pandemia, sectores como la alimentación, la restauración y la distribución venían experimentando una revolución de la mano de la tecnología y adaptándose a los nuevos hábitos de los consumidores. Un proceso que no ha hecho más que acelerarse con la irrupción del coronavirus en el mundo.
En este escenario sin precedentes, donde las innovaciones se suceden continuamente en todos los ámbitos e industrias, los cambios en este sector se dirigen con paso firme hacia la comodidad y la eficiencia, las experiencias personalizadas e innovadoras y hacia la responsabilidad social. Además, el prototipo de cliente en la actualidad está caracterizado por tener una creciente preocupación por su salud, un mayor interés por productos on-the-go, on-demand y de fácil consumo, por buscar experiencias sorprendentes y que valora a aquellas empresas comprometidas con la sostenibilidad.
En un mercado cada vez más acelerado y competitivo y para adaptarse a todos estos cambios en los consumidores, la tecnología está teniendo un gran efecto transformando la alimentación y la restauración. Los asistentes de voz, el móvil (para alcanzar una hiper-personalización), el big data, la impresión 3D, la realidad mixta junto a los robots son algunas de las tecnologías que están irrumpiendo en el sector con fuerza. En lo que atañe a estos últimos, se calcula que habrá cuatro millones de robots repartidos en más de 50.000 supermercados en 2025, según el portal Supply Chain Dive.
Por su parte, en la presentación del informe Rethink: Food & Restaurants de The Valley, se han abordado las cuatro macrotendencias actuales que está impulsando la tecnología en el sector. La primera de ellas es la tecnología al servicio de la alimentación y el auge de la I+D+i aplicado al diseño y producción de alimentos vinculada a la salud de las personas. En este sentido, el partner y CIO de The Valley, Juan Luis Moreno, hace alusión a la utilización del blockchain para establecer la trazabilidad de los productos (desde que nace el pollo hasta que llega al supermercado, por ejemplo) con lo que se pueden detectar fallos en la cadena de suministro o en la seguridad alimentaria. Menciona también el auge de food labs y espacios de trabajo dedicados a la innovación alimentaria. Ejemplo de esto es el aumento de propuestas de start-ups que están comercializando alimentos con proteínas vegetales con sabor a carne.
De igual forma, la tecnología permite a las compañías crear nuevos productos y servicios personalizados, bajo demanda y conectados. Ejemplos de esta macrotendencia son la aparición de las dark kitchen (cocinas centradas en la preparación de pedidos a domicilio) y la influencia de Netflix, extendiéndose este modelo de suscripción al sector alimentario a través del cual pueden ofrecer a los clientes una propuesta de valor basada en una experiencia más personalizada y conveniente. En lo que respecta a la conectividad, la inteligencia artificial tiene un importante papel. Por ejemplo, Google integra nuevos servicios de entrega a domicilio a través de su buscador, el servicio de mapas y el asistente de voz. Todo ello sin olvidar que para hiper-personalizar la experiencia de usuario es preciso conocerle y tener información sobre él, por lo que se precisa una gestión eficiente de los datos.
La tercera macrotendencia gira en torno a los nuevos modelos de gestión, automatización y la «magia» del punto de venta físico donde la experiencia se convierte en la «reina» a través de la digitalización, la impresión 3D y las realidades mixtas. Tal es el caso de la introducción de robots para monitorizar y reponer productos en una tienda. De hecho, la cadena estadounidense Walmart introduce miles de robots en 5.000 de sus 11.348 supermercados. Un hecho que conducirá a la pérdida de puestos de trabajo. «Desaparecerán todos aquellos trabajos que sean automatizables», expresa Moreno, al tiempo que asegura que el rol del ser humano tendrá que cambiar.
Hema, el nuevo supermercado de Alibaba es un caso que combina realidades mixtas, es decir, la dimensión física, la online y la combinada. O el restaurante Food Ink, el primero del mundo formado íntegramente por piezas impresas en 3D.
Todos estos avances van acompañados de un claro foco hacia la sostenibilidad. En este sentido, se conjugan elementos como la RSC, iniciativas que fomentan el zero waste (cero desperdicio), junto a nuevos modelos de negocio inspirados en la economía circular para alargar la vida de los alimentos. En el evento se expuso el ejemplo de Treasure8, una empresa de upcycling, que usa el potencial de la tecnología para aprovechar ingredientes aptos para el consumo pero que son considerados desechos para elaborar galletas.
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