La ‘delgada línea roja’ sobre la que camina la Fed

Actualmente, el consenso otorga una probabilidad del 25% a una subida de tipos en septiembre y del 45% en diciembre, hay que avanzar hasta marzo de 2017 para superar el 50%. Así que no, nadie espera que el banco central estadounidense ‘mueva ficha’ este jueves al término de su reunión de dos días. Es más, son pocos los que creen que ‘abrirá las puertas’ a esta posibilidad en el corto plazo, pues aunque las principales fuentes de inestabilidad parecen ‘sometidas’, no son pocos los retos de frente.

En primer lugar, las elecciones presidenciales de noviembre, y después la fragilidad de esta calma relativa, ante los interrogantes que sigue despertando el crecimiento, la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea (UE), el sector financiero y el energético, la depreciación del yuan, la postura acomodaticia del resto de autoridades monetarias…

"La Fed no se comprometerá con un incremento del precio del dinero en septiembre, no sobre todo cuando Yellen tiene previsto hablar el 26 de agosto en Jackson Hole", afirma Capital Economics. Se limitará, opinan, a reconocer el aparente repunte del PIB en el segundo trimestre, la reciente fortaleza del consumo y la mejora del mercado laboral.

Ahora bien, con esto en mente, reconocen, "teniendo en cuenta la macro doméstica y los cambios en las condiciones financieras, es difícil ver cómo va a poder justificar no subir los tipos después del verano". Sin embargo, apuntan, aunque los mercados han ‘digerido’ ya en gran medida el impacto del Brexit, "algunos miembros de la Fed siguen nerviosos", también, algunos "verán la reciente caída de las rentabilidades de la deuda como algo positivo (…) una señal de que los tipos neutrales podrían ser mejores de lo previsto inicialmente".

Con todo, su apuesta sigue siendo por dos incrementos antes de que acabe 2016: septiembre y diciembre, y cuatro en 2017, año en el que cerrarían en el rango comprendido entre el 1,75% y el 2,00%.

Una situación paradójica

Luke Bartholomew, gestor de inversiones en Aberdeen AM, también cree que no hay "prácticamente ninguna opción de subida de tipos de interés en esta reunión". Y coincide al afirmar que resulta, en cierta medida "paradójica" esta situación, pues los factores que llevaron a la firma a pronosticar un par de subidas de tipos este año "no han desaparecido".

Así, detalla: "Estados Unidos crece a un ritmo decente, el mercado laboral está en buena forma y el aumento de los salarios atraviesa una tendencia al alza. Desde junio, los datos han sido sólidos con un importante rebote en el empleo y con el aumento de la inflación. Las condiciones financieras se han flexibilizado y la economía doméstica probablemente se encuentre bien aislado de cualquier posible impacto por el referéndum. Esto significa que la Fed se verá obligada que caminar por una línea ‘muy delgada’. Mantener sus opciones sobre las mesa reconociendo que la economía ha registrado progresos, pero también necesitará tiempo para evaluar los riesgos".

Terminará subiendo tipos

En este contexto, Franck Dixmier, global head of fixed income de Allianz Global Investors, opina igualmente que los fundamentos para una normalización gradual de la política monetaria norteamericana "parecen bien asentados". Aunque la probabilidad de un aumento es septiembre es débil, ante los comicios de noviembre, sin embargo "estamos convencidos de que habrá incrementos a finales de este año o principios de próximo".

De hecho, Stephanie Lindeck, economista de Julius Baer, advierte que los mercados pueden ser "demasiado complacientes" respecto a las posibles subidas de tipos. Considera que la Fed va a ser "considerablemente más optimista" en su comunicado de julio, y el ajuste de expectativas "podría causar cierto malestar en los mercados financieros". Con todo, creen que la fortaleza del dólar la obligará a esperar hasta 2017 para elevar el precio del dinero. 

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