La ‘marcha atrás’ de Draghi: qué esconden sus últimas palabras

El banquero italiano, cuyas palabras tras la última reunión de la autoridad monetaria hace apenas dos semanas eran interpretadas por el mercado como una ampliación de su programa de compras de deuda (QE), o quizá algo más, para diciembre, se ha sumado este fin de semana a la ambigüedad de la Reserva Federal (Fed) o el Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés).

Puede que la primera suba los tipos en diciembre, o puede que no, y puede que la segunda, así como el BCE, opten por inyectar más liquidez a la economía para atajar la caída de los precios, o puede que no… Con todo, Draghi logró mantener el equilibrio en la delgada cuerda floja en la que se mueve reconociendo que "se necesitará más tiempo del previsto en marzo para alcanzar la estabilidad de precios". Recordemos que el objetivo de inflación es del 2%.

Asimismo, fue claramente dovish al señalar que "las condiciones en las economías del resto del mundo, sin duda, se han mostrado más débiles que hace unos meses, en particular las emergentes, con excepción de India". Las previsiones se han revisado a la baja y "esta desaceleración, probablemente, no es temporal". 

Para Morgan Stanley parece que Draghi ha endurecido ligeramente la postura del BCE: "Consideramos que esta declaración forma parte de un ejercicio de gestión de las expectativas para mantener cierto elemento sorpresa de cara a diciembre si se decide reducir el tipo de depósito". Mientras, Nomura destaca que sus comentarios son "un poco más equilibrados y neutrales".

Citi, por su parte, considera que el mensaje fundamental tras la entrevista a Il Sole 24 Ore es el euro, aunque no se menciona directamente a la moneda única, si que se advierte de la presiones a la baja para la inflación y el papel predominante de la caída de los precios externos. Su estratega de Citi en España, José Luis Martínez Campuzano, "partiendo de que el QE, ampliarlo y/o extenderlo, es la decisión más probable y sencilla que se puede adoptar en diciembre, queda por ver si es también la decisión más eficiente".

En su opinión, no obstante, este es un debate que va más allá del propio BCE y Europa, pues comienza a ser una cuestión internacional sobre "los límites de la política monetaria para resolver cualquier problema, cíclico y estructural".

Al mismo tiempo, Capital Economics recuerda que con el mercado descontando estímulos adicionales en diciembre, la autoridad monetaria de la Zona Euro "se encuentra bajo presión para cumplir con las expectativas" y no defraudar. Esta firma prevé un recorte en el tipo de depósito y una expansión del QE para no decepcionar a los inversores.

También Barclays coincide con que el último mes del año traerá consigo un anuncio de ampliación del programa de compras en unos seis o nueve meses, quizá hasta marzo o junio de 2017. Consideran que esta política "pretende mejorar los ‘balances’ de empresas y hogares, estimular el consumo y la inversión, ayudar a cerrar el gap de producción y, finalmente, aumentar salarios y precios".

Asimismo, creen que es probable un aumento del tamaño y de los tipos de activos incluidos, aunque afirman que quizá sean medidas menos eficaces. No descartan una rebaja en el tipo de depósito, pero no está entre sus apuestas base, pues piensan que es más probable que esta "carta" se guarde en la manga al menos hasta el año que viene. Ahora bien, reconocen que un factor desencadenante para esta medida sería "apreciación material del euro, posiblemente, en un escenario en el que la Fed permanezca en espera durante más tiempo". 

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