Aclamada por una multitud de "kirchneristas", Cristina Fernández dejó inaugurado, el domingo 1? de marzo, el 133? período ordinario de sesiones legislativas en el Congreso argentino tras un discurso de casi cuatro horas durante el cual reseñó medidas económicas y políticas de ella y su marido, además de criticar al Poder Judicial, cuando le restan menos de nueve meses para dejar el cargo.
Desendeudados
"Un país muy cómodo para la gente, con el salario más alto de Latinoamérica; un país para quienes hoy tienen casa, auto y trabajo. Un país cómodo para la gente, no para los dirigentes".
Así resumió la mandataria el legado que su Gobierno le deja a Argentina. La presidenta sostuvo que la deuda externa representa hoy el 9,7% del PIB del país.
"Hemos desendeudado definitivamente a la Argentina", dijo, tras afirmar que (los fondos buitres) "intentaron trabar la gestión de Gobierno, pero no pudieron". Consignó además que Aerolíneas Argentinas "que tomamos allá por 2008, en bancarrota absoluta, ha crecido un 102% en vuelos, un 80% en pasajeros y un 71% en ingresos", destacando también que durante el verano (que allí va de diciembre a marzo) "millones de argentinos salieron a veranear y batieron todos los récords".
La mandataria habló de los acuerdos con China, que incluyen la compra de tecnología a aquel país, la instalación de una base espacial china en territorio argentino y la adjudicación directa de obras en sectores como energía, minería y agricultura.
"Dentro de cinco años, China va hacer el actor económico más importante. Si toda la vida nos dijeron que teníamos que tener relaciones carnales con los que nos sacaron todo (en alusión a Estados Unidos), ¿por qué no podemos tener relaciones normales con los que quieren venir a invertir?", cuestionó, en respuesta a las críticas.
Nacionalismo popular
En el tramo más político de su alocución, Fernández reseñó la aprobación por parte del Congreso de un total de "48 leyes laborales" desde 2004 hasta 2014, destacando que los legisladores "no tuvieron que avergonzarse de ninguna".
Después de decir que hace 67 años el presidente Juan Perón "anunciaba la nacionalización de los ferrocarriles", la heredera ideológica del movimiento creado por aquel militar dijo que enviará al Parlamento un proyecto de ley para "recuperar la administración de los ferrocarriles argentinos".
También anunció otros proyectos para "darle mayor protección al modelo y diseño industrial, defender la patente argentina y a nuestros empresarios e industrias", y anunció que convertirá en ley el programa de desarrollo de parques industriales.
Justicia y Partido
Tras destacar la inclusión social y la redistribución de la riqueza que, sostuvo, se lograron durante su Gobierno, la presidenta dedicó críticas al Poder Judicial de la Nación, al que llamó "Partido Judicial".
"El partido judicial se ha independizado de la Constitución, de las leyes, de los códigos, del sistema normativo vigente", ironizó, en referencia a las acusaciones que le dirigiera el fiscal Alberto Nisman, muerto en circunstancias aún no determinadas, cuyo deceso lamentó por primera vez en declaraciones públicas.
Elípticamente, la Justicia también fue protagonista de la jornada a través de la ausencia del vicepresidente de la Nación, Amado Boudou.
El segundo en la línea de poder se encuentra procesado por corrupción en la compra de una imprenta y por falsificación de documentos en la compra de un vehículo.
De presencia permanente al lado de su jefa en otras épocas, Boudou se encontraba en Uruguay el día en que Cristina Fernández inauguraba la última sesión legislativa de su mandato.
Aunque la mandataria logró evitar el oprobio de estar acompañada por el procesado, la deshonra no abandonó al político en el país vecino, adonde acudió oficialmente para la asunción del nuevo presidente uruguayo Tabaré Vázquez.
Cuando su nombre fue anunciado durante la ceremonia, que se desarrolló en la plaza Independencia de Montevideo, el público hizo oir un prolongado abucheo de desaprobación.
La ruidosa manifestación, no obstante, pasó desapercibida en Buenos Aires, donde los aplausos a la presidenta argentina buscaban neutralizar cualquier voz disonante.
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