El pasado 3 de enero, CaixaBank inauguraba las emisiones en el mercado de deuda, en una operación en la que la firma captó 1.500 millones de euros en cédulas hipotecarias, aunque la demanda llegó a superar los 2.400 millones. El éxito de la emisión se refleja en el importe (1.500 millones de euros), plazo de la emisión (10 años) que permite extender el perfil de vencimientos de la entidad, y precio que se ha fijado en 60 puntos básicos sobre el midswap, el índice de referencia para estas emisiones. “Esta nueva emisión refuerza los activos líquidos de alta calidad de CaixaBank que, a 30 de septiembre, alcanzaban los 52.553 millones de euros, con un Liquidity Coverage Ratio (LCR) del 174%, muy por encima del mínimo requerido del 80% para 2017”, indicaron desde la entidad. Al igual que en el caso de la entidad catalana, la emisión de Santander también obtuvo una gran respuesta por parte de los inversores institucionales (en el caso de CaixaBank registraron más de 100 órdenes, según datos de la entidad). Solo un día después, Santander se apuntaba a la emisión de deuda subordinada a 10 años, captando en el mercado 1.000 millones de euros ofreciendo un cupón anual del 3,125%. Y hoy ha sido BBVA el que se ha sumado a esta tendencia con una emisión de deuda senior con vencimiento en 2022 por 1.000 millones de euros. La demanda también ha sido notable, especialmente por parte de los grandes inversores.
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