Las empresas saben que conviene proteger sus activos y tener a salvo su huella digital en un mundo interconectado, así como descubrir las vulnerabilidades a las que están expuestas antes que otros lo hagan, un motivo por el que contratan a hackers éticos, para evitar ciberataques. Este perfil está lejos del delincuente informático que utiliza sus conocimientos de programación para causar daños. Por el contrario, son profesionales especializados en detectar las amenazas cibernéticas que ponen en riesgo nuestra seguridad informática, y por ello, la de las empresas. Son expertos en seguridad, capaces de descubrir «agujeros» por los que se puedan infiltrar en un sistema los piratas informáticos, pero también restauran los sistemas si han sido dañados. Por ejemplo, Telefónica contrató en 2016 a un ex hacker, Chema Alonso, como chief data officer, quien a los pocos meses sufrió un ataque masivo de un malware. El Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe) cuenta con la plataforma CyberRange, desarrollada por Indra, como simulador de casos de posibles ciberataques, con el fin de ensayar una respuesta rápida. El informe, elaborado por Deloitte e Infoempleo, sitúa a los hackers ético -también denominador –white hat (sombrero blanco)– como los profesionales mejor pagados en el sector IT, con unos salarios de entre 75.000 y 115.000 euros brutos anuales. Además, asegura que la demanda de expertos en tecnología de la información no deja de crecer y, para 2020, las empresas ofrecerán un 9,3% más de vacantes vinculadas a perfiles digitales. Para el usuario de a pie no resulta fácil detectar si un ordenador está infectado hasta que no observa comportamientos extraños, como por ejemplo, no tener control sobre las ventanas o no obtener respuesta rápida a los comandos habituales. En cambio, el hacker ético descubre en el disco duro lo que se llama “bomba lógica”, que se introducen en el sistema y permanecen un tiempo sin causar ningún efecto pero que, en un momento determinado, «explotan» y dañan el ordenador. El pasado mes de mayo, el Gobierno de España anunció la creación de un cuerpo de hackers, un casting de candidatos para la Ciberreserva, como un ‘ejército’ de informáticos para el país, en base a la estimación de que se necesitarán unos 825.000 expertos para mantener España a salvo. Ahí se dio a conocer el hacker más cotizado en España, bajo el alias ‘Patatas Fritas’, que responde al nombre real de Jesús Antón, y que capaz de colarse en los sistemas de seguridad más infranqueables de las grandes multinacionales. Se atribuye la expresión Ética Hacker a Steven Levy, quien en 1984 calificó así a una filosofía de vida, con unos valores que fueron difundidos en 2001 por Pekka Himanen, un reconocido filósofo finlandés, que los resume así: pasión, libertad, conciencia social, verdad, anticorrupción, igualdad, libre acceso a la información, accesibilidad o creatividad. La privacidad es un bien preciado, que a veces no se puede conseguir en la red. El hacker ético te enseña, entre otras muchas, a eliminar tu huella digital, a definir contraseñas seguras, de las que los algoritmos podrían tardar un año en descubrirlas, además de trucos para que las puedas recordar con facilidad.
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